No se acerquen a la obra de Maya Angelou buscando una narrativa
sureña semejante a la de Faulkner o Flannery O’Connor. Sin embargo, encontrarán
en ella un alma desnuda y una sinceridad sin reservas. Descubrirán también el
otro lado de la historia, el lento y engañoso camino a la libertad de los
esclavos, quienes hoy no se sorprenderían al ver cómo sus descendientes siguen
convirtiéndose en nuevas víctimas, en el objetivo preferido del hombre blanco.
Antes de que muchas películas y libros intentaran recrear el dolor
y soledad de los afroamericanos, Maya Angelou, condenada desde la cuna al
servicio y la misa dominical o a buscar en grandes ciudades hambre, muerte y
droga, desveló sin artificios literarios su propio pasado. Angelou se deshace
del rencor, no acusa a los temidos “amos” ni a los hombres que marcaron su
destino como su propio padrastro, sino que, sin dejar de señalar la violencia y
el racismo, también descubre el amor, hacia su hermano, el implacable Sur o los
libros.
Maya habla de esas mujeres negras que no agachaban la cabeza y
extendían la mano al recibir el jornal por recoger algodón o por limpiar las
heces y vómitos del hombre blanco. Su historia es la de todos esos niños
educados sin la constante presencia de sus padres que habían huido buscando,
como tantos otros, el engañoso Dorado. La casa donde vivían Bailey y ella con
su abuela y su tío inválido se convirtió a lo largo de los años en el recuerdo
de su único refugio. Pero fuera de las paredes de esa pequeña tienda el racismo
recorría cada una de las polvorientas calles de Arkansas. Más tarde, en San
Francisco, tal vez el mayor crisol de Estados Unidos -allí Angelou consiguió
convertirse en el primer negro conductor de tranvías-, encontró una ciudad
vibrante pero también la peor de sus pesadillas.
Este libro, con el que comenzó sus memorias, es uno de los más
importantes para la población afroamericana en Estados Unidos. Los lectores
pueden entender la influencia que los orígenes de Angelou tuvieran en las
décadas posteriores de su vida. No solo creció hasta convertirse en una autora reverenciada
sino en la voz de una comunidad a la que recordó que hasta que no respetara a
la mujer negra no podría luchar con dignidad por sus derechos. Al igual que en
su infancia los libros se convirtieron en su tabla de salvación, en su vida
adulta su literatura fue el perfecto vehículo para cambiar las cosas.
«La mujer negra se ve
[…] atrapada en el triple fuego cruzado del prejuicio masculino, el ilógico
odio blanco y la falta de poder de los negros»
Yo sé por qué canta el
pájaro enjaulado es un testimonio sobrecogedor,
no solo por su dureza sino por cómo cuenta un triste relato como si lo hiciera
de viva voz a un grupo de niños en la trastienda de su abuela. Esta brutal
narradora da una lección magistral sobre cómo deshacerse de todas las cargas personales
que puedan lastrar el desarrollo de una historia.
Título: Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado
Autora: Maya Angelou
Traducción: Carlos Manzano
Editorial: Libros del Asteroide
Editorial: Libros del Asteroide
Páginas: 352
Precio: 21,95 euros (rústica)
A mí este libro me encantó. Te hace mejor persona. No gira en ningún momento en torno a las tragedias que le suceden, no se relame. Echa humor, valentía, honestidad y tira para adelante. Admirable. Una lectura muy recomendable..
ResponderEliminarun abrazo
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