Pocos
géneros han sido tan maltratados a lo largo de los años como la novela
histórica. Autores con poco respeto por la literatura, y menos aún por el
pasado, no han pestañeado a la hora de redibujar la historia. Muchos lectores y
escritores huyen de ella despavoridos, siendo ésta la única perdedora. Es entonces
cuando hay que desempolvar viejos ejemplares de novelas únicas que hoy en día
no podría ser imitadas.
Los idus de marzo, de
Thornton Wilder, no solo es para muchos la mejor recreación de la vida y muerte
de Julio César (licencias literarias mediante) sino un ejercicio implacable que
convierte, entre otros, el género epistolar en la piedra angular del retrato del
dictador romano.
Tomando
como eje central el asesinato de Julio César, Wilder desentraña las
conspiraciones que le rodearon, pero también su lado más frágil, como marido,
como amante de Cleopatra y como admirador de la obra del poeta Catulo, a quien
Wilder “resucitó” para poder convertirlo en parte imprescindible de este
relato.
En el
momento de su publicación, las comparaciones con el totalitarismo de Mussolini
fueron constantes. Wilder incluye en la trama la existencia de una serie cartas
que envían los opositores a Julio César, tal y como sucedió con el líder
fascista italiano. Kurt Vonnegut, en el prólogo a una edición de 2003, afirmaba
que Wilder había construido un fascinante hombre moderno y descubierto que la
naturaleza humana no cambiaba, como ponía de manifiesto Wilder, con el paso del
tiempo.
Pero Los idus de marzo puede encontrar su
reflejo en cualquier régimen totalitario. Gabriel García Márquez, devoto de esa
obra, al igual que Borges, la releía cada pocos años y la tomó como inspiración
al escribir El otoño del patriarca,
ya que era para él “una fuente deslumbrante de la grandeza y las miserias del
poder”, y asocia su primera lectura al régimen dictatorial del general
venezolano Marcos Pérez Jiménez.
La singular construcción
de la novela, a través de distintos narradores y recursos, permite al lector
disfrutar de un protagonista fascinante, lleno de claroscuros, un ególatra que
el 15 de marzo de 44 a.c. parecía ser el único en Roma que desconocía que iba a
ser asesinado.
En Los idus de marzo (1948), Thornton Wilder
combinó a la perfección su extenso conocimiento del mundo clásico y su ansia
experimental y creativa. Esa innovación también está presente en otra novela
histórica, El puente de San Luis Rey
(1927), obra por la que fue galardonado por primera vez con el Premio Pulitzer.
Esta
novela es una embriagadora reconstrucción de la vida romana, del declive de la
República pero no por ello se debe dejar de lado su gran importancia
filosófica. García Márquez estaba en lo cierto, hay que releer, aprender y
disfrutar cada ciertos años con Los idus
de marzo.
Título: Los idus de marzo
Autor: Thornton Wilder
Editorial: Pocket Edhasa
Páginas: 312
Precio: 8,95 euros (rústica)
Soy una de las que no puedo con la novela histórica, pero a mi hijo le apasiona. Así que tomo nota de esta recomendación de "Los idus de marzo", pues creo que le gustará. Gracias por recordarme "El otoño del patriarca", tampoco lo ha leído.
ResponderEliminarOtros sólidos en la materia: Marguerite Yourcenar y Carlos Fuentes, ¿no creen?
Un saludo bien lector.