Las tres librerías que forman parte de esta alianza de piratas denominada La conspiración de la pólvora son Intempestivos (Segovia), La Puerta de Tannhäuser (Plasencia) y Letras Corsarias (Salamanca), a las que este año han concedido el Premio Nacional al Fomento de la Lectura. Aunque los tres confiesan que el premio les ha llegado demasiado pronto, basta conversar un rato con ellos para advertir que, como diría aquel, el premio les llena de orgullo y satisfacción, y sobre todo, les ha supuesto un acicate para redoblar esfuerzos en esa labor tan fantástica que llevan a cabo no solo en sus respectivas librerías, sino también como integrantes de una entidad más amplia que es la punta de lanza de lo que deberían ser las librerías modernas: espacios literarios donde vivir experiencias, conversar con libreros que conozcan a fondo los catálogos con los que trabajan, que sean excelentes prescriptores de libros y que sumen esfuerzos con las editoriales para sacar adelante a un mundo, el del libro, que parece vivir en crisis permanente.
Estas tres librerías tienen además en común que están situadas en ciudades periféricas, en algunos casos con tradición literaria, pero a las que nunca se ha tenido especialmente en cuenta por parte de las editoriales en la promoción de libros o en la organización de eventos literarios. La Conspiración de la Pólvora está cambiando esa percepción, contribuyendo a que las personas que viven en Segovia, Salamanca o Plasencia tengan acceso a libros, charlas o presentaciones que hasta hace bien poco era casi impensable que llegasen hasta allí. Ese es uno de los motivos por los que han recibido el tan merecido Premio Nacional.
Nos atendieron muy amablemente en Segovia, donde charlamos sobre su proyecto común, el origen de sus librerías o sus planes futuros.
Estas tres librerías tienen además en común que están situadas en ciudades periféricas, en algunos casos con tradición literaria, pero a las que nunca se ha tenido especialmente en cuenta por parte de las editoriales en la promoción de libros o en la organización de eventos literarios. La Conspiración de la Pólvora está cambiando esa percepción, contribuyendo a que las personas que viven en Segovia, Salamanca o Plasencia tengan acceso a libros, charlas o presentaciones que hasta hace bien poco era casi impensable que llegasen hasta allí. Ese es uno de los motivos por los que han recibido el tan merecido Premio Nacional.
Nos atendieron muy amablemente en Segovia, donde charlamos sobre su proyecto común, el origen de sus librerías o sus planes futuros.
P: ¿Qué es La
conspiración de la pólvora?
Letras corsarias: La conspiración de la
pólvora es una idea y lo que queremos es extenderla para con autores,
editores, lectores, etc. Somos tres librerías, La puerta de Tannhäuser en Plasencia, Intempestivos en Segovia, y Letras
corsarias en Salamanca, cada una con su catálogo y su idea de negocio, con
el objetivo de ofrecer un espacio de experiencias y propuestas
relacionadas con los libros. No solo vendemos libros, si quisiésemos hacer solo eso abriríamos una tienda online, una web y ya está. Y por ello, aunque somos un proyecto común, y nuestros
argumentos son los mismos, cada librería tiene su personalidad.
Por otro lado, muchas veces los medios nos incluyen entre las librerías
más bonitas, y lógicamente esto nos gusta; pero lo que de verdad nos llena de
satisfacción es cuando un lector o lectora entra en nuestras librerías y nos
dice: «¡Qué catálogo tienes en tu librería!».
Intempestivos: Cuando Marta Sanz hizo la presentación en tres
actos en las librerías (así es como lo
llamamos nosotros, no son tres presentaciones, sino tres actos) nos dijo que le encantaban las
librerías, que cada una tiene una personalidad diferente y que encajan muy bien entre ellas. Y como dice Letras corsarias,
nuestro objetivo es crear un espacio donde la gente se sienta a gusto. Por
ejemplo, nosotros tenemos una persona que una vez al mes se coge una tarde para
ir a la librería. Es «su tarde»; y cuando va, para ella es un tiempo precioso, porque la librería en donde se siente fuera de la rutina diaria; a veces se lleva libros y otras
veces no, pero nuestro objetivo es que la sienta como su lugar de
calma y disfrute.
Letras corsarias: Esa es la diferencia entre nuestras librerías y La central, por ejemplo: el tiempo. Es
decir, tú vas a La central de Callao,
dicho sea de paso, a mí me encanta, y lo tienes todo, y encima tienes gente que
sabe de lo que le estás hablando, pero tienes un gran trasiego de gente, tienes
un espacio en el que no te sientes del todo tranquilo para sentarte a tomarte
un café y hojear algunos libros.
P: ¿Cómo surgió La conspiración de la pólvora?
Intempestivos: Letras corsarias y La puerta de Tannhäuser ya se conocían. Nosotros contactamos con ellos a través de las redes. Nos dimos cuenta de que las tres éramos librerías muy afines, en nuestra forma de concebir el mundo de los libros. Comenzamos compartiendo información, contactos, proyectos, y al final llegamos a la conclusión de que teníamos tantas cosas en común que por qué no hacer algo juntos y unir fuerzas.
La puerta de Tannhäuser: Un día nos sentamos a hablar sobre una posible alianza, sin tener las ideas muy definidas, lo único que teníamos claro es que las tres librerías nos parecíamos y que queríamos hacer algo conjuntamente para fomentar la literatura en nuestras ciudades.
Letras corsarias: Lo que queríamos, y seguimos queriendo, era sobre todo realizar propuestas para fomentar la lectura y hacer a la gente partícipe de ello.
P: ¿Y el futuro de La conspiración de la pólvora?
Intempestivos: El futuro es seguir trabajando para que esto no se quede en una anécdota, sino que tenga recorrido.
Letras corsarias: Creo que el futuro es reivindicar el espacio literario que nos hemos creado, es decir, hasta ahora cada uno de nosotros nos hemos hecho un hueco en nuestras ciudades, en las redes sociales, y ahora toca reivindicar ese espacio en favor de la literatura y de nuestras ciudades, que La conspiración de la pólvora sea un sello, y que cuando un autor, editor, o quien sea, lleve a cabo una actividad con La conspiración de la pólvora hable de la ruta, de lo grato de la experiencia y quiera volver. Y, sobre todo, no solo hablamos de que sea grato para la persona, sino para la literatura, que al fin y al cabo, de eso se trata.
P (La puerta de
Tannhäuser): ¿Cómo surgió la idea de crear la librería y cómo fue la acogida?
La puerta de Tannhäuser
(Álvaro): Nuestra idea surgió al querer cambiar
de vida. Nuestra actividad profesional de por entonces no tenía nada que ver
con el mundo del libro, pero decidimos cambiar de trabajo y
de vida, y hacer algo propio porque estábamos cansados de depender de alguien y
no ser «libres». Lo hicimos en Plasencia porque yo (Álvaro) soy de Plasencia, y
fue una librería porque Cristina siempre había querido montar una librería.
La puerta de Tannhäuser
(Cristina): Yo hice un máster de escritura
creativa porque quería conocer un poco el mundo del libro más de cerca, desde
los puntos de vista de editores, autores, libreros, etc., porque siempre había querido tener mi propia librería. En Madrid era inviable económicamente. El objetivo primero era montar una librería/café (concepto que ha
cambiado mucho en los últimos cinco años), pero que el café fuese dejando paso
a la librería, y creo que esto lo estamos consiguiendo.
Letras corsarias (Rafa): Es cierto. Yo, que he seguido la trayectoria de La
puerta de Tannhäuser desde sus inicios, veo como algo muy bonito el proceso por el que los libros se han ido comiendo la barra donde antes servían cafés.
La puerta de Tannhäuser
(Cristina): Eso era lo que buscábamos desde un
principio. Lógicamente, como partíamos de la idea de que queríamos tener un
catálogo muy concreto sin libros de texto ni papelería, nos apoyamos en la
parte de café para capear los difíciles inicios.
P: ¿Y cómo la acogida de la librería?
La puerta de Tannhäuser
(Álvaro): Cuando nos lanzamos nos dio un poco de
vértigo porque no teníamos ningún precedente en Extremadura; así que lo que
hicimos fue movernos en redes sociales, lanzamos propuestas y explicamos qué
era lo que queríamos hacer, y la acogida fue progresiva. Vimos que había gente
con sed cultural, porque lo que se hacía en Plasencia, o lo hacía la Caja de
Ahorros o el Ayuntamiento, no había iniciativas culturales privadas. Así que
fuimos comprobando con alegría que existía una reacción positiva.
Posteriormente ha sido una labor continua de mucho tiempo, nos ha llevado
algunos años hacer entender qué somos, qué hay detrás del proyecto, pero una
vez que se ha entendido contamos con muchas personas que lo apoyan.
También depende mucho de la idiosincrasia de los sitios, porque al
principio teníamos la sensación de que la gente pensaba que si esto existía en
Plasencia, qué no habría en Madrid o Barcelona, es decir, cuesta que la gente
valore proyectos novedosos, o atrevidos que estén fuera de las grandes urbes.
Intempestivos (Jesús): Pero esto es algo preocupante. Una de las cosas que creo se ha
demostrado con el Brexit, es que las ciudades, las grandes ciudades, son
castillos, islas, que no tienen nada que ver con lo que hay fuera de ellas, y
esto quiere decir que es muy difícil, o casi imposible, que nada surja en el
extrarradio que llegue a las ciudades, y al final se van a crear élites
culturales en las aglomeraciones urbanas.
Letras corsarias (Rafa): Pero ellos, La puerta de
Tannhäuser, han conseguido crear, y espero que tanto Intempestivos como Letras
corsarias seamos capaces también de hacerlo, no una marca, porque esa palabra no me
gusta, sino una identidad; porque hay que tener en cuenta que dentro de un
espacio donde se publican 60.000 libros al año, los libros que tenemos en cada
una de las librerías ha sido elegido por alguna razón o razones y eso
proporciona una identidad.
Intempestivos (Jesús): Y confianza.
La puerta de Tannhäuser
(Cristina): Aparte de confianza hemos creado una
familia. Cuando llegan algunos libros tienen casi la cara de algunos de los que
pasan por la librería. Pensamos: «Este libro es para Fulanito». Incluso muchas
veces sin leerlo, al sacarlo de la caja, lo sabemos. Y te llena de satisfacción
cuando se lo recomiendas, se lo lleva, lo lee, y a los pocos días vuelve y te dice que le ha
encantado. No piensas en los euros que vas a ganar con la venta del libro,
piensas en la persona, en el lector, en esta pequeña o gran familia que se ha
creado.
P (Intempestivos): ¿Cómo
surgió la idea de crear la librería y cómo ha sido la acogida?
Intempestivos (Judith): Yo soy filóloga, de Barcelona, y en mi época de estudiante iba
mucho a la librería Laie, que hasta
donde yo sé creo que fue la primera librería/café que hubo en España. Yo
siempre pensaba: «Cuando me toque la lotería quiero hacer algo igual» (risas).
Con esto rondando siempre en mi cabeza, y coincidiendo con que a Jesús lo echaron
de su trabajo, decidimos invertir lo que teníamos en abrir una librería/café en
Segovia. ¿Por qué en Segovia? Por algo similar a lo que les ocurrió a Álvaro y
Cristina: Jesús es de Segovia, y como en Madrid era imposible abrir nada, decidimos montarla en Segovia.
Sobre la acogida, creo que en general ha sido buena, en algunos
aspectos curiosa, porque había gente que nos decía: «Esto que os habéis
inventado...». Pero ha habido mucha gente que vive en Segovia que ha acogido
el proyecto con mucho cariño, que parecía que estaban esperando algo así.
Aunque es cierto que al principio a mucha gente le gusta más apostar por saber
cuánto tiempo va a permanecer abierta la librería (risas).
P (Letras corsarias):
¿Cómo surgió la idea de crear la librería y cómo ha sido la acogida?
Letras corsarias (Rafa): A la conclusión que he llegado es que me gusta demasiado esto.
Siempre he sido un lector voraz, aunque así somos muchos; pero los libros
siempre han sido algo especial para mí, algo tranquilizador. Recuerdo que de pequeño podía tirarme horas y horas en la sección de libros del supermercado,
y de allí no me movía; o en las vacaciones en verano, me llevaban a la
biblioteca y allí pasaba las horas. O sea que no es solo el leer, sino los
libros. Estudié, trabajé en varias librerías, y cuando llegó la crisis y tuve
que tomar la decisión de qué hacer, llegué a la conclusión de que si de algo
sabía un poco, era de libros. Vislumbré un hueco en Salamanca, y ahí estoy: soy
librero.
La acogida, aunque yo diría que todavía estoy en la fase de
acogida, está siendo buena.
P: ¿Qué ha supuesto el
premio?
Letras corsarias: El premio nos ha cogido un poco por sorpresa, pero lo que más nos
satisface es que nos va a servir para abrir puertas a la hora de seguir
proponiendo actividades. Premio Nacional al Fomento de la Lectura, sí; por vender
libros, no. Los libros se venden, a veces más, otras veces menos, pero este
premio creo que es el reconocimiento a un conjunto de librerías que intentan
contactar con la gente a través de los libros. Nuestra labor no es hacer
presentaciones, sino apasionar a la gente con aquello que a nosotros nos
apasiona.
Intempestivos (Judith): El premio también hace que ahora la responsabilidad y la
exigencia aumenten. Pero hemos de reconocer que el premio nos viene bien en el
sentido de que lo que buscamos con La
conspiración de la pólvora es que se nos escuche, que se escuche a las
personas que hacen una labor importante a favor del libro y que no están en
Madrid, Barcelona o Zaragoza.
La puerta de Tannhäuser: Y luego hay otra cosa: al lector hay que buscarlo, porque el
lector no solo está en Malasaña o en Gracia, puede estar en Guijuelo o en
Navalmoral de la Mata, y hay que ir allí. Y creo que el premio también es un
reconocimiento a esta búsqueda.
Intempestivos: El premio también va de respetar a todo el
mundo que lee, por eso a nosotros nos encanta que la gente lea, incluso aunque sean cosas que a nosotros no nos interesan; pero consideramos que es importante porque una lectura te
puede llevar a otra, porque lo que está claro es que quien no lee sí que no va a
llegar a otra lectura. Ahora, uno de nuestros objetivos o propósitos es ese,
cuando alguien llega y dice que ha leído 50
sombras de Grey y nos pide una recomendación, nos gusta proponerle algo más literario o que a nosotros nos parezca más literario pero que
sabemos que se puede amoldar a los gustos de ese lector que nos ha dicho qué
libros lee o ha leído. Eso también es lo complicado, pero al mismo tiempo lo
bonito de ser libreros. Lo importante es que la gente lea, lo que sea, es preferible que
alguien lea lo que sea a que esté viendo la televisión sin parar o jugando al
Candy Crush.
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