miércoles, 8 de junio de 2016

Conversaciones con Giulio Einaudi: cómo preservar la cultura europea

La edición en Italia tiene varios nombres propios pero entre ellos destaca el de Giulio Einaudi. El de los editores es un papel complicado y muchas veces ingrato, sin embargo son, de algún modo, los últimos custodios de la cultura, al menos de la escrita. Por eso la colección Tipos móviles de la editorial Trama es necesaria e insuficiente aún. Las Conversaciones con Giulio Einaudi publicadas en 2010, repasan la trayectoria de Giulio Einaudi al frente de la editorial homónima desde sus comienzos hasta la crisis de 1983 que lo obligó a plegarse a las directrices de un gigante. El libro se compone de entrevistas a lo largo del tiempo, algunas acotadas, del editor italiano con el periodista Severino Cesari. Parecen unas entrevistas sinceras en las que Einaudi mira con nostalgia al pasado y no busca demasiados culpables, sino que más bien analiza las virtudes de la mítica editorial y las causas que la llevaron a su crisis definitiva. 



El principio del libro se centra en la génesis de la editorial y sus fundamentos ideológicos. Y es que Einaudi fue una editorial de referencia no solo en lo literario sino, sobre todo, en lo ideológico. Con una personalidad claramente de izquierdas, muchas veces excesivamente ligada al Partido Comunista, lo que les hizo publicar algunos títulos y vetar otros bajo las directrices de Rusia, consiguieron sin embargo ir conformando un catálogo amplio y, sobre todo, de calidad. Aunque la cabeza visible de la editorial era Einaudi como editor, lo cierto es que la idea surgió de Leone Ginzburg, quien consiguió fondos procedentes de varios donantes que después no se implicaron en la editorial, y reclutó a Giulio Einaudi, quien con menos de veinte años ya había demostrado ser muy capaz de llevar adelante una editorial. Sí, lo han leído bien: con menos de veinte años. En España tenemos el ejemplo de Manuel Borrás, otro de los pesos pesados de la edición, quien también comenzó con esa edad en la que parece que la mayoría se dedican a remojar el gaznate en bares de mala muerte. 

Algunos de los componentes de la editorial fueron pronto arrestados y pasaron varios años en la cárcel. Eran los años duros del régimen de Mussolini. Y en el trabajo diario de la editorial eran Vittorini y Pavese los que mandaban en la selección y edición de los títulos. Muchas veces chocaban, pues Vittorini tenía una fuerte conciencia ideológica, mientras que a Pavese todo eso «le importaba un bledo». Pero las colecciones se sucedían y se iba conformando poco a poco el catálogo: los ensayos de filosofía y de arte, los de ciencias , por supuesto,y la literatura. 

Algunos años después llegó Calvino, quien se entendió muy bien con Pavese, si bien este pronto se suicidó. Fue probablemente con la llegada de Calvino, Norberto Bobbio y Natalia Ginzburg cuando las colecciones de ciencias y de literatura alcanzaron mayor éxito. No hay que olvidar que Einaudi publicó a los mejores escritores italianos, a algunos de ellos su obra completa. Allí publicaron el propio Calvino, Gadda, Sciascia, Pavese, Svevo, Manganelli, Carlo Levi, Elsa Morante, Pasolini… Y entre los autores extranjeros se hicieron con Borges, Thomas Mann o Faulkner. Un catálogo envidiable, en suma.   

Además, en los años sesenta Einaudi fue el promotor, junto con Carlos Barral, de los premios Formentor, para lo cual fueron capaces de reclutar a algunas de las mejores editoriales de Europa, Gallimard entre ellas. Así, hacían frente de algún modo a las injusticias de los Nobel y, a eso le sumaban un premio a autores noveles o no consagrados aún cuyo título premiado publicaban casi quince editoriales auropeas al mismo tiempo. Autores que recibieron el Formentor: Borges, Gadda, Uwe Johnson…

A finales de los 60 hubo una gran escisión en la editorial, una escisión ideológica, de hecho, de modo que algunos de los mejores componentes de la editorial se marcharon. Einaudi no culpa a nadie, simplemente reconoce que la gestión no fue la adecuada. Las decisiones se tomaban en reuniones cada miércoles por lo que si hubo alguna culpa, esta fue colectiva. Giulio confiesa que tras aquella escisión la editorial siguió su actividad de un modo un tanto abúlico, mediante automatismos, lo que les llevaría a la gran crisis del 83. 

Con el capítulo de la crisis del 83 se cierra el libro. La gestión económica e Einaudi estuvo lastrada casi desde el inicio por los intereses que habían de pagar por los créditos que se fueron sucediendo para tratar de ampliar el capital de la editorial y hacer frente a las nuevas deudas que se iban generando. A pesar de deshacerse de algunas de sus colecciones más preciadas, que pasaron a Mondadori o Adelphi, nunca consiguieron recuperarse del todo, hasta que Einaudi decidió vender la editorial, que hoy pertenece al grupo Random. 

Son estas conversaciones un buen reflejo del que fue uno de los baluartes culturales de la Europa de la segunda mitad de siglo pasado, que otros en España, como la editorial Anagrama, tomaron como modelo para construir las suyas, y que aún sigue siendo un referente por su apuesta por la calidad y por la función de las editoriales culturales que parece un tanto perdida, de garante de ese humanismo del que Europa presumió alguna vez. Un libro muy recomendable para conocer los entresijos de una editorial grande, no por su poder económico, sino por su relevancia cultural, que es lo que debería primar cuando denominamos grande a una editorial. 

Título: Conversaciones con Giulio Einaudi
Autor: Severino Cesari
Traducción: Esther Benítez
Páginas: 220
Precio: 20 euros (rústica).  

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