Cuando se emprende un recorrido literario por una ciudad se elige
casi siempre como guías a alguno de sus escritores autóctonos. Como si una infancia
vivida en esas calles o un pasaporte que acreditara una relación con esa tierra
fuera garantía de un testimonio veraz y profundo. Olvidamos involuntariamente a
muchos extranjeros que eligieron esos lugares como destinos de exilios
voluntarios o forzosos.
Río de Janeiro se asocia siempre de manera inmediata, incluso
después de haberla visitado, con las playas de Ipanema y Copacabana, con su
carnaval, Vinícius de Moraes, el cronista Nelson Rodrigues o Clarice Lispector.
Javier Montes llegó a Río tras un fracaso amoroso buscando un refugio temporal
para evitar volver a España en plena época navideña, buscando el calor
tropical, las palmeras y la supuesta alegría que le permitieran huir de su
pena. Y allí no solo encontró otro clima sino que conoció una cara oculta a los
turistas e hizo suya la historia de varios escritores que antes que él
recalaron en ella.
Montes utiliza la autoficción para unir los destierros de cuatro
escritores del siglo XX y entrelazando sus propios recuerdos, reales o
inventados, como acaban siendo todas las memorias, crea una “novela” coral que
deja un agradabilísimo sabor de boca. En
esta trama detectivesca Montes, a la manera de Janet Malcolm, se convierte en
personaje y testigo de los momentos más íntimos y desconocidos de Rosa Chacel,
Elizabeth Bishop, Manuel Puig y Stefan Zweig.
Montes acierta al no abusar de la figura de Zweig, cuyo suicidio
en Petrópolis es la triste postal del final de una contienda. Y sabe transmitir
en sus páginas el exilio de Zweig dentro del exilio, la desoladora sensación de
orfandad del escritor austriaco al perder el contacto con su lengua materna.
Bishop se convierte en una mujer enamorada que vivió tal vez el
destierro más feliz de los aquí contados al enamorarse de Lota de Macedo Soares, figura
icónica carioca y emblema de toda una época. Durante esa historia de amor de quince
años, que terminó en un suicidio nunca aclarado, la poca prolífica Bishop eligió tres casas que marcaron para siempre su vida. A través de sus casas Montes recrea los refugios que
hacían olvidar a estos autores su condición de extranjeros.
Elizabeth Bishop en Brasil
Montes traslada con especial acierto esa relación de amor odio de
cada uno de ellos con el país sudamericano. Un idilio que se desvanece tras el
paso del tiempo y el encuentro con una sociedad clasista y desconfiada. De esa
manera se aprecia con especial viveza la particularidad de Brasil que, como
bien se dice en el libro, es un país que está al mismo tiempo inmerso en el
desarrollo y el declive.
El enérgico retrato de Manuel Puig contrasta con la melancolía que
transmite la involuntaria biografía de Rosa Chacel. Puig creó en su apartamento
de Río un especialísimo cine, construido a base de grabaciones que le llegaban
desde todos los rincones del mundo, que homenajeaba a las películas que había disfrutado durante su infancia en La Pampa argentina. Puig se convierte en un personaje propio de sus novelas,
siempre pendiente del chisme, de la vida del servicio carioca que estaba marcada por la emisión de las ocho de la tarde de la radionovela.
Pero sin duda la parte más especial de Varados en Río es la
recreación de parte de la vida de Rosa Chacel, injustamente olvidada en España
pero de la que no queda rastro alguno en Brasil a pesar de haber pasado allí más
de treinta años. Su soledad en ese país en el que otra mujer le arrebató a su
marido y casi a su hijo y el desprecio de la intelectualidad marcaron la vida
de una mujer que nunca se compadeció de sí misma, y que lejos de su Castilla
natal buscaba infructuosamente un rincón que le devolviera a una juventud o,
más bien, unos sueños que nunca pudieron cumplirse del todo. El especial mimo
con el que Montes cuida su memoria potencia la delicadeza de este libro que, dando
una vuelta a la manida autoficción, homenajea al exilio, voluntario y forzoso,
exterior y hacia dentro. Una absoluta delicia.
Autor: Javier Montes
Editorial: Anagrama
Páginas: 312
Precio: 19,90 euros
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