Nos remangamos
hoy los bajos de los pantalones y nos metemos de lleno en las aguas cenagosas
de los precios de los libros. Los libros son muy caros, o eso es lo que opina
gran parte de la población, especialmente la que está fuera de la industria del
libro. Pero analicemos el asunto con los números por delante y veamos cuánto
puede costar producir uno de esos objetos que tantos buenos momentos nos hacen pasar. Primero, recordemos que en la producción de un
libro participan muchas más personas de las que uno, a primera vista, puede
pensar.
Lo peor de todo es que toda esta gente quiere cobrar y, claro, esto comienza a complicarse.
Lo más usual en los últimos tiempos es encontrar libros traducidos de en torno a 300 páginas por unos 20 euros. Vamos a suponer que se trata de una editorial pequeña y que no recurre a ciertos gastos como el de la maquetación o la corrección de estilo, y que realizan también internamente la corrección ortotipográfica. Y supondremos una tirada de 1100 ejemplares, que es la media actualmente.
Lo más usual en los últimos tiempos es encontrar libros traducidos de en torno a 300 páginas por unos 20 euros. Vamos a suponer que se trata de una editorial pequeña y que no recurre a ciertos gastos como el de la maquetación o la corrección de estilo, y que realizan también internamente la corrección ortotipográfica. Y supondremos una tirada de 1100 ejemplares, que es la media actualmente.
¿Cómo se repartirían en ese caso los gastos?
§ Compra de derechos de autor: dependiendo del autor esta cantidad puede ser variable. Vamos a suponer a
un autor no demasiado importante y que hemos negociado bien: 500 euros.
§ Traducción: los
precios varían en función del idioma traducido, de la dificultad del autor original o de
los plazos de entrega que se establezcan, por eso fijaremos el coste en unos
2000 euros, que para un libro de 300 páginas es bastante bajo.
§ Impresión: 300
páginas en offset y encuadernación rústica pueden salir por unos 2300 euros.
Esto nos da un total de 4700 euros.
A esos 4700 euros
se le podrían sumar gastos de promoción del libro: presentaciones, impresión de
fajas, libros que se envían a la prensa y otros medios, publicaciones en
Facebook, etcétera. Le podemos añadir unos 500 euros más.
Nos queda, por
tanto un libro cuya producción y promoción cuestan 5200 euros. Por tanto, el coste de producción de cada libro es de 5.200 :
1.100 = 4,72 euros/ ejemplar.
¿Qué ladronzuelo
el editor, no? Saca el libro a 20 euros pero a él solo le cuesta 4,7 producirlo, es decir, se saca más de 15 euros de beneficio por cada libro vendido.
Sin embargo, esta no es la realidad. De un libro comen muchas personas, y el
editor, a pesar de ser quien realiza la inversión para producirlo, no es
quien más se lleva. Ya os lo mostramos en una infografía hace algún tiempo que, sin ser perfecta, da una idea aproximada de por dónde van los tiros:
La cuestión, por tanto, es que de los 20 euros del libro, el editor como mucho se llevará en torno al 25-30 %, es decir, unos 5,5-6 euros por ejemplar vendido. Es decir, por cada ejemplar que venda estará ganando 1,5 o 2 euros. Y, por supuesto, basta hacer una pequeña cuenta para comprobar que debe vender 865 libros para poder cubrir los costes de producción y promoción del libro. Teniendo en cuenta cómo está hoy día el mercado del libro, en el que las ventas más bien tienden a menguar, la situación para el editor no será nada fácil.
Por supuesto, está el tema del libro digital. Se dice que una solución es que los editores podrían ahorrar costes si no imprimiesen libros y eso es cierto, pero al mismo tiempo, algo lógico, se pide que los precios sean muy bajos, en torno a 5 euros. Echemos cuentas por tanto: 500 euros de derechos + 2000 euros de traducción = 2500. Vamos a pensar que no hacemos nada de promoción. Obviamente, de esos 5 euros del PVP del libro digital no se lleva todo la editorial. En este caso un 25 % se va para el autor y en torno a un 25-30 % para las plataformas que venden el libro por Internet. Y por si eso no fuera poco, los libros digitales están gravados con un 21 % de IVA. Es decir, la editorial, de ese precio del libro digital en la calle finalmente se lleva en torno a un 35 %, algo mayor que en el caso del libro impreso. Ganará 1,75 euros por cada libro digital vendido. Para compensar los costes que ocasiona el libro tendría que vender más de 1400 libros.
Hace unos años, una fuente importante de ingresos de algunas editoriales eran los ejemplares que compraban las bibliotecas. Sin embargo, estas han ido disponiendo cada vez de menor presupuesto, y esa no es ya una fuente de ingresos tan interesante para los editores, de modo que todos los ejemplares que vendan deben hacerlo casi exclusivamente en los puntos de venta.
Eso sí, seguirá
habiendo quien con un gin-tonic en la mano, en el que se ha gastado alegremente 10 euros, se siga
quejando del precio del libro. ¿Qué puede hacerse para que incluso esa persona
piense que los libros son algo más baratos?
§ Una solución que tiene que ver con la edición
puramente dicha es publicar solo a autores libres de derechos. De ese modo, el
precio de producción puede reducirse considerablemente. Es difícil que una editorial pequeña pueda hacer frente a derechos de mucho más allá de 2000 euros, y
esa es ya una cantidad bastante alta y deben estar muy seguros de poder vender
bastantes ejemplares para llegar a recuperar la inversión. Las grandes pueden
llegar a pagar decenas de miles de euros por los derechos de ciertas obras,
pero esos ya juegan en otra liga y, en ocasiones, se pegan buenos
costalazos. Si queréis saber cómo funciona el pago de los derechos, ya lo
comentamos en su día por aquí.
§ Con respecto a la traducción también pueden
abaratarse costes. Hay cinco formas usuales de hacerlo: o bien es el propio
editor el que traduce, o bien compra los derechos de traducciones antiguas de
un libro que se propone recuperar (los derechos de esa traducción siempre
saldrán más baratos que encargar una traducción nueva), o bien se llega a
acuerdos con ciertos traductores para rebajar el precio a condición de
ofrecerle más trabajo o bien se puede publicar a autores de países un tanto exóticos
para conseguir ayudas a la traducción que ofrecen sus países de origen y que la
traducción e incluso la propia edición del libro salga gratis. La quinta opción, mucho más drástica, es olvidarse de publicar libros traducidos.
§ Otro aspecto con el que en el futuro seguramente
puedan recortarse gastos es con la impresión bajo demanda. Las nuevas tecnologías,
y más concretamente la impresión digital, han permitido abaratar hasta cierto
punto el coste de impresión de un libro cuando se imprimen relativamente pocas
copias, como 500 o 600 que, comparativamente saldrían más caras en offset o incluso ni te las imprimirían. Esta
estrategia tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por un lado, la ventaja es
no imprimir muchos más libros de los que se piensan vender de modo que el editor puede ajustar mejor sus tiradas. El problema es que
ese número reducido de copias puede dar lugar a que si un libro se vende bien,
no pueda reponerse rápido y eso afecte a las ventas. Sin embargo, todo parece que nos encaminamos hacia ese tipo de impresión en los próximos años si la evolución del mundo editorial sigue por los derroteros actuales.
§ También está la decisión de optar por una publicación exclusiva en formato digital. A priori abarata los costes, y eso es bueno, pero en contra tiene aún
un mercado no tan receptivo como se esperaba hacia estos productos y, por otro
lado, recuperar la inversión puede ser, según el libro, incluso más complicado
que si se hacen libros en papel, como ya hemos visto.
§ Por último, una última estrategia que se ha
ensayado pocas veces, es aunar esfuerzos entre las editoriales pequeñas para
compartir recursos y tratar de abaratar costes funcionando como un solo grupo.
En este sentido, el grupo Contexto ha sabido sacarle buen provecho a su alianza
y se han posicionado muy bien.
Hay una opción adicional a estas que es no publicar. Hay ciertos libros que están condenados a no funcionar, cuyos costes de producción son muy altos y la expectativa de ventas es muy baja. En ocasiones las editoriales utilizan esos libros como señuelo, para hacer catálogo, aun a sabiendas de que pocos comprarán ese libro, pero sabiendo al mismo tiempo, que puede ayudar al prestigio de la editorial. Pero en otros casos, quizá sea mejor guardar ese proyecto para tiempos mejores y pensar en otro libro.
Me ha encantado el artículo. Muy completo y claro. Sin embargo, me gustaría ponerle una guindita personal ;)
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con el esquema propuesto y el reparto de cantidades, que se ajusta a lo que he visto, o viceversa. Sin embargo, me gustaría hacer un llamamiento a las editoriales sobre cómo abaratar el coste del libro, subir ventas y tener a (casi) todos más contentos.
Hay una tendencia actual en la impresión de libros que opta por buscar el formato más grande posible, ponerle las tapas más duras y el papel más grueso. Eso, unido a una letra enorme, consigue que el libro cueste casi 8-9 euros más que una edición sencilla de bolsillo. Lo sé porque cuando tuve que elegir cómo quería publicar mi segundo libro elegí un formato pensando en el bolsillo del comprador.
Hay muchos libros (vayámonos por un momento a grandes bestsellers, como Dune y otros) cuyos libros están en dos formatos:
a) Formato quiero leérmelo, a ser posible sin romperme los brazos, y por menos de 10 euros.
b) Formato para la estantería, que quede bonito. Este último ya suele superar los 20 euros.
Y la única diferencia es el formato, la «calidad» (grosor, más que otra cosa) del papel, una letra enorme, márgenes insultantes y tapas blindadas.
Ayer mismo fui a la presentación del libro de un conocido, y el libro que publicó me cabía en un bolsillo. La letra era más que aceptable, las tapas blandas resistentes, y los márgenes coherentes. Es posible que venda muchos más ejemplares que su hubiese elegido algún formato bestia de estantería.
El problema es que no se tiende a hacer eso, se tiende a grandes libros sin opción a libro de bolsillo (tanto de tamaño como económico).
Ese era mi aporte, como lector y como escritor ;)
Hola, Marcos. La que apuntas es una opción interesante pero pocas editoriales se lanzan a llevarla a cabo. El problema es saber cómo recibirían los lectores esos libros. La venta de libros de bolsillo leva cayendo desde tiempos inmemoriales. Así como en el mundo anglosajón ese tipo de publicaciones funcionan muy bien, por estos lares somos un poco mas señoritos por alguna razón que se nos escapa. Tampoco toleramos bien el papel reciclado, cuando en otros países como Alemania se ven libros a montones con ese tipo de papel. Además, en la librerías, el libro de bolsillo suele estar alejado de las novedades, lo que es también una desventaja para la editorial que publique en ese formato. Nosotros, como lectores, no tenemos preferencia por formatos determinados, pero el mercado es el que habla y suele decantarse por formatos algo más grandes. Aunque quizá sea todo una cuestión de concienciación, tanto de las editoriales como de los lectores.
EliminarMuchas gracias por el comentario.
Hola.
ResponderEliminarEstupenda explicación. Y eso que habría que meter, si se tercia, a ilustradores y fotógrafos, o el pago de sus derechos, claro. Lo de abaratar costes habría que pensarlo. Desde luego, lo más barato es que el autor lo haga todo, hasta comprárselo y leérselo, así no se pierde nada. Pero los autores ni saben ni tienen por qué saber de los oficios de libro. Quitar o suplantar a traductores y correctores es como abaratar costes de un coche quitándole la gasolina y echándole cualquier otra cosa que parezca que arde. Aquello va a explotar. Traducir sin traductores es pegarse un tiro en el pie o medio metro más arriba, donde duele más. ¿Quitar los correctores? Oh, sí, esa suele ser la gran decisión: sabemos que los correctores vamos en nuestros grandes autos disparando a las erratas por las calles. Eso sí que es un ahorro, de aproximademente, ¿cuánto? Si un autor publica para sus amigos y la familia, nadie le va a reprochar el esfuerzo; pero si va en serio, a los lectores no nos gustan nada las erratas, los cambios de sentido, errores ortipográficos capaces de hacerte perder el hilo de lo que se decía. Volviendo al coche: es como si pagaras menos por conducir por carreteras sin señales ni avisos y con baches. También puede corregir Word. Incluso puede traducir Google translate. También puedes conducir sin manos, ni pies. Es un riesgo, pero si lo quieres barato...
Ojo al abaratamiento. Lo barato sale caro: se habla poco de ello, pero hay tiradas completas que se tiran, no solo porque el texto no esté a la altura; se tiran por errores de esos tontos que nadie vio... porque no había nadie para verlos. Y la crítica, desde un periódico hasta los lectores por FB o TW, no se cortan cuando detectan un libro —un producto— defectuoso.
La otra explicación es que 20€ es caro para... ¿cuántas horas de lectura?
En serio, gracias por explicarlo. Los gráficos son geniales.
Llevas toda la razón. Prescindir de esas figuras fundamentales en la edición (lo hacen muchas editoriales) a la larga sale caro. Así como muchas de ellas se han lanzado a sacar libros ilustrados, con formatos grandes y aparentemente muy cuidadas en lo visual, después uno se encuentra con que la calidad de los textos deja bastante que desear. Lo que tratábamos de explicar son las estrategias que utilizan las distintas editoriales para tratar de reducir costes.
EliminarComo bien dices, 20 euros por las horas de lectura que proporciona un libro quizá no sean un precio demasiado caro. El problema es que el libro está rodeado ahora de muchos otros productos de ocio y lo queramos o no, tiene que competir con ellos. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los costes en España son altos en comparación con países con mucho mayor poder adquisitivo. Por ejemplo, en Alemania los precios son similares a los de aquí, y sin embargo, su renta per cápita es considerablemente más alta que la nuestra.
Gracias por comentar.