Por lo que conozco a Guillermo Aguirre, como escritor, como persona —pues no son particularidades tan alejadas— diría que siempre ha tenido la capacidad para sorprenderme. No le pasan cosas normales a Guillermo. Es un hombre salpicado por aventuras extrañas, al que de repente podemos encontrar colgado de una lámpara mientras responde a un e-mail o riega una enredadera.
En su última novela, El cielo que nos tienes prometido bebe de esas aventuras estrambóticas, de días misteriosos en los que un hombre despierta dentro de un Ford Sierra azul, un poco aturdido y en la España profunda, y se pregunta qué pasará entonces. A partir de ese punto, en mitad de la nada, Aguirre construye una historia hipnótica y narrativa, diferente a su anterior Leonardo (Lengua de Trapo, 2013) y a Electrónica para Clara (Lengua de Trapo, 2010) que son novelas atmosféricas, claustrofóbicas, marcadas por la locura y un ritmo casi desbocado.
El cielo que nos tienes prometido se sitúa en el otro extremo: conversaciones pausadas a la lumbre de una hoguera, paisajes áridos, lenguaje más llano y por primera vez, un narrador en tercera persona que se aleja de la cabeza de los personajes, de su inconsciente, para centrarse en las andanzas de sus protagonistas. Otro Guillermo Aguirre, que nos embarca en un western a la española, en el que también tiene cabida la culpa (uno de sus temas fetiche) y el incesto, aunque sin descuidar el corazón humano de los personajes, ni el existencialismo, que se pasea de fondo.
«Y yo me pregunto: ¿cometemos actos malos que nos condenan? ¿Nos condenamos adrede o está todo escrito?»
El tono bíblico (ya marcado por el título) está presente durante todo el libro y adquiere una importancia vital. Las imágenes tienen una potencia visual arrolladora, cinematográfica. Seguramente El cielo que nos tienes prometido sería una de esas novelas que yo elegiría para ver en el cine, con palomitas, sin horarios ni preocupaciones.
Guillermo Aguirre es un escritor variable. Es decir; domina varios registros, conoce de sobra la técnica narrativa y sobre todo —mi sincera admiración— es un excelente prosista. Muy joven, fresco, apoteósico. A pesar de que me inclino más por su faceta lírico-obsesiva y por sus derrumbes autobiográficos, en esta novela tiene momentos de lucidez y brillantes comparaciones. Por poner un ejemplo:
«Sus zapatos se hundieron como cadáveres en tierra»
O pensamientos memorables:
«Toda su vida se había reducido a arreglar cosas, pero esas cosas eran coches en el taller de la Fiat y no cosas que concernieran a su existencia. ¿Podría cambiar lo uno por lo otro, tener acaso un instante de heroicidad?»
El mismo Aguirre confesó en una entrevista: «No me obsesiono con la literatura, me la tomo de forma bastante lúdica». Pues para tomársela así, es un escritor que acierta de pleno.
Título: El cielo que nos tienes prometido
Autor: Guillermo Aguirre
Editorial: Demipage
Páginas: 264
Precio: 17,00 (rústica)
Autor: Guillermo Aguirre
Editorial: Demipage
Páginas: 264
Precio: 17,00 (rústica)
Reseña escrita por Almudena Sánchez.
Foto tomada de 20 Minutos.
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