miércoles, 20 de enero de 2016

El cielo en movimiento o el éxtasis madrileño

Es extraño que yo, que nací en Palma de Mallorca, esté reseñando un libro que trata sobre Madrid. Es extraño, pero es muy comprensible. ¿Cuántas personas se trasladan —por trabajo, estudios, deseo o simple curiosidad— a Madrid, cada mes, cada minuto, cada año?

El cielo en movimiento. De la movida al nuevo Madrid en treinta miradas (Dos Bigotes, 2015) me ha atraído porque afecta mucho más llegar a Madrid que nacer en Madrid, supongo. Ese fue mi caso: llegué hace siete años y todavía no me he ido. Sus rincones, sus terrazas, su impetuosidad cultural y el amor, no me dejan. El cielo en movimiento es un libro especial, pensado por dos editores —valientes, arriesgados— Alberto Rodríguez y Gonzalo Izquierdo, que merecen un aplauso por su originalidad. Yo lo calificaría como un libro collage, un libro calidoscopio en su estructura, al estilo Último Round de Julio Cortázar. Una obra que homenajea a una ciudad que ha sido muchas veces libre, loca, disparatada y que continúa siéndolo: hay cosas que nunca cambian.

A modo de prólogo (o de confesión), Rodríguez e Izquierdo explican que el propósito de El cielo en movimiento es «tomar la temperatura» a la cultura que tiene lugar en Madrid. Y creo que hay propósitos que se cumplen cuando se desea algo de veras. En este libro, el termómetro se enciende y se dispara entre la variedad de textos que nos vamos encontrando (desde un relato hasta un cómic, pasando por una ilustración, por una declaración de Tierno Galván o poemas y fotografías-denuncia). Cualquier idea es posible para describir Madrid. Se necesitan todos los mundos posibles.

La primera impresión nos llega a través de un recuerdo de Pedro Almodóvar, «(...) Madrid representaba para mí el lugar donde se estrenaban las películas antes que en ningún sitio, y también la ciudad donde todo el mundo hacía su vida. En definitiva, un sueño». Un texto que se publicó originariamente en Diario 16 en 1989. Por aquel entonces —constato— Almodóvar acababa de estrenar Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) que obtuvo un gran éxito en España. Ya estaba cumpliendo su sueño, a pesar de que la exhibición cinematográfica vivía tiempos de crisis con el alquiler y compra de cintas de video VHS en todo su apogeo.

En El cielo en movimiento se alternan autores muy populares (Luis Eduardo Aute, Leopoldo Alas...) con otros menos conocidos (Óscar Espirita, Juan Gómez Espinosa, por citar a algunos de ellos) pero todos hablan con la misma intensidad sobre el impacto que les causó la capital. Además, uno de los logros de El cielo en movimiento, a mi modo de ver, es que conserva el espíritu LGTBI que definen a la editorial, donde los temas están entremezclados (Madrid, el despertar de la identidad sexual, los primeros roces, pasiones, la energía de la Movida, los enamoramientos y el descubrimiento que experimentaron muchos de los autores, al pisar por primera vez Malasaña, Chueca o la Gran Vía: lugares impúdicos, ardientes de vida).

Aunque el libro funciona en conjunto, como un artefacto cortazariano, me han llamado especialmente la atención el relato de Alberto Marcos titulado «Colgado en plena pausa», en el que recuerda el universo de Iván Zulueta, que dirigió la demoledora película Arrebato («No es a mí a quien le gusta el cine, sino al cine al que le gusto yo») y vivió en uno de los pisos del mítico Edificio España. Y también me ha impresionado la historia de Óscar Esquivias. «Chueca», un fragmento sencillo, humilde, lleno de verdad: «¿Por qué nadie me había hablado de Chueca? ¿Su existencia era un secreto? Hasta entonces yo no había sospechado que hubiera —más allá de mis sueños— un lugar en el que dos hombres pudieran caminar de la mano o besarse en público».

El cielo en movimiento es un libro para conservar y disfrutar. El éxtasis de una época. Los años locos y los que vendrán. Como afirma María Castrejón: «Madrid era una fiesta del pueblo. No perdamos el ritmo». He releído cada página varias veces. Me he reído y he disfrutado con los dibujos (tiernos, pícaros, un poco fanfarrones, feministas) de Carla Berrocal, me he detenido a pensar los poemas de Ariadna G. García, Óscar Espirita («Hombres con falda / como helicópteros / sobrevuelan la ciudad»)  y me ha enganchado, desde el primer momento, el guión titulado «Todos duelen» de Fernando J. López.

Madrid, sin duda, nos mata. Sus calles no se acabarán nunca. Y sus canciones, tampoco.

Título: El cielo en movimiento. De la Movida al nuevo Madrid en treinta miradas
Autor: VV.AA.
Editorial: Dos Bigotes
Páginas: 200
Precio: 21,95 eur (rústica)





Fotografía tomada del libro El cielo en movimiento.

Reseña escrita por Almudena Sánchez.

3 comentarios:

  1. Interesante reseña.Una perfecta visión de ese Madrid nuevo de los ochenta.

    ResponderEliminar
  2. magnífica reseña. Sí , ese Madrid dibujado como un polígono de infinito número de lados. No está mal para que una mallorquina lo vea así

    ResponderEliminar