lunes, 21 de diciembre de 2015

Autores a los que deberíamos redescubrir: Julián Ríos

En esta serie de autores a los que deberíamos redescubrir no podíamos olvidarnos de otro que sigue aún correteando por ahí, y que no es otro que Julián Ríos, (1940), un peso pesado al que, sin embargo, pocos lectores conocen. 

Deberíamos lanzarnos a sus pies simplemente por su labor como editor en los años 70 en la editorial Fundamentos, donde publicó a autores de la talla de John Barth, Thomas Pynchon o Severo Sarduy. Además es admirador, y coincide en cierta manera con las propuestas del genial Arno Schmidt, lo que es sin duda otro tanto a su favor. Pero por si eso fuera poco, sus dos primeros libros como autor los publicó al alimón con un tal Octavio Paz, que quedó maravillado ante las propuestas rupturistas de Ríos. 


Sin embargo, si hemos traído a Julián Ríos a esta lista es por haber escrito uno de los monumentos literarios de la literatura española. Publicado en 1983 con el título Larva. Babel de una noche de san Juan es una oda al lenguaje y a sus posibilidades.

Con una influencia clarísima de Joyce, desarticula el lenguaje y lo atraviesa con otras lenguas, el inglés, el alemán, el francés, y el texto se convierte en un infierno de notas que no son al pie sino en la página que se enfrenta al texto principal y las pone al mismo nivel el texto y su interpretación y, mientras, el lector, enfrentado a las dos. Se trata además de un texto en el que abundan los neologismos y una lírica que nace de la extrañeza, de la novedad. El principio de Larva no puede ser más prometedor:

«A COGER EL TRÉBOL… A COGER EL TRÉBOL…, cantaleteaba la Bella Durmiente de vaporoso camisón negro y negra cabellera mientras se abría camino en la espesura de máscaras enserpentinadas del salón de los espejos. A COGER EL TRÉBOL…, sonambulando risueña con los brazos extendidos hacia las tres puertas vidrieras abiertas a la noche boscosa: al fondo, entre las sombras del jardín trasero de la villa, relampagueaba una hoguera».

La lectura de Larva es compleja, un reto a la altura del Ulises, pero concede al lector momentos de disfrute maravillosos, especialmente cuando se comprenden muchas de las referencias que Ríos iba dejando aquí y allá. Quizá el problema es que trata de explicar todo el texto usando la página de referencias que se opone al texto principal. De ese modo la lectura queda desestructurada y eso hace que el reto lector sea a veces inasequible. Pero si os gustó Rayuela, si os gusta Raymond Rousell, si os gusta, en definitiva esa literatura experimental que se centra más en la propuesta formal y estética, y en explorar las posibilidades del lenguaje, que en la mera labor de contar una historia, aquí tenéis un nuevo reto. 

La obra de Julián Ríos no ha dejado de crecer desde entonces y cada libro que publica es una nueva propuesta, diferente de las anteriores en lo formal y también en los temas que trata. Publicó su última novela en 2009 con el título Puente de alma. Estamos esperando con ansiedad su próxima obra. 

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