miércoles, 11 de noviembre de 2015

Entrevista: Mardulce, la discusión de lo contemporáneo

En España hemos estado acostumbrados a que hayan sido las editoriales de aquí las dirigieran la vista hacia Latinoamérica en busca de nuevos mercados donde vender el exceso de libros que se publican en nuestro país. Sin embargo, en los últimos años, por suerte, se está dando también el fenómeno inverso, y varias editoriales latinoamericanas pequeñas se están instalando en España con propuestas muy interesantes y haciendo las cosas muy bien. Una de las últimas en llegar ha sido la editorial argentina Mardulce, con cuyo editor, Damián Tavarovsky, estuvimos charlando acerca de los orígenes de la editorial, de los títulos que han publicado y de cómo ha sido su llegada a España.     

P: ¿Cómo surge Mardulce y quiénes forman parte del proyecto?

R: Mardulce comenzó a publicar en Buenos Aires en septiembre del 2011. Tiene un Director General -que además es también escritor- Juan Zorraquín. Somos una editorial pequeña: Carolina Castro lleva la parte administrativa, María Zorraquín se encarga de la comunicación y también ahora conduce una nueva colección llamada Philos, dedicada al ensayo filosófico, y yo soy el editor. Durante los primeros años, Gabriela Massuh fue también Co-Directora General. Publicamos unos doce libros al año en cuatro colecciones diferentes: la colección Ficción, de los que publicamos seis o siete títulos por año, la colección Ensayo, que se centra en el ensayo literario y la teoría estética, Tiempo, que presenta libros de intervención sociológica, y por último la recién creada colección, Philos. Llegamos a España hace un año, aunque antes ya estábamos en México, Chile y Uruguay, si bien exportando los libros desde Buenos Aires. En España, sin embargo, nos hemos instalado como Mardulce España, con un catálogo pensado para el lector español, unos seis títulos al año que se imprimen en España, con ISBN español, y con su equipo de prensa español. 


P: A pesar de ser una editorial pequeña tenéis un catálogo muy interesante, con algunos autores de calado como Echenoz o Cynthia Ozick, y al mismo tiempo apostáis por autores argentinos que están comenzando o que tienen únicamente un par de libros publicados. Ahora tenéis la colección Philos… ¿Cómo planteasteis las distintas colecciones de la editorial? ¿Fue una idea previa o han ido surgiendo a medida que la editorial ha ido creciendo?

R: Me gustaría retomar la pregunta para corregir la primera palabra. Has dicho: «A pesar de ser una editorial pequeña tenéis un catálogo muy interesante…» y más bien debería ser «Porque somos una editorial pequeña tenemos ese buen catálogo». Pero vamos a las líneas generales. Fueron pensadas antes de comenzar con la editorial. Ensayo comenzó a funcionar muy bien a pesar de que por entonces el clima en Argentina  no parecía ser proclive a los libros de crítica literaria o, por decirlo de otro modo, a los libros que hablan de otros libros. Decidimos por tanto retomar esa extraordinaria tradición del ensayo literario, muchas veces escrito por propios escritores o por críticos literarios. Pero más allá de eso, a Mardulce, si tuviera que calificarla de algún modo, lo haría como una editorial de descubrimientos. Por supuesto que tenemos a grandes autores consagrados como Ozick, Echenoz o Carlos Monsiváis, pero el corazón de Mardulce está en preguntarse sobre el estatuto de lo contemporáneo, y en esa discusión entran muchos otros autores, más allá incluso de los contemporáneos.


P: ¿A qué te refieres cuando dices que sois una editorial de descubrimiento?

R: Descubrimiento puede ser tanto un autor nuevo, como uno de más de 50 o 70 años de muerto, que no haya sido demasiado leído (muchos de los que publicamos en esa condición incluso no estaban traducidos al castellano) pero que mantienen intacto su actualidad, su interés actual. Es decir, que si los publicamos es porque entendemos que todavía siguen problematizando qué es lo contemporáneo. Antes de publicar los libros de Selva Almada y Ariana Harwicz, hemos publicado aquí en España El gran libro del dandismo, con un texto muy poco conocido de Balzac, junto a otros de Baudelaire y J. B. d'Aurevilly, que reponen esa reflexión acerca de las tensiones que fundan la modernidad. En el dandismo está la tensión entre moda y estilo. Moda es aquello que es masivo, mientras que estilo es lo que te vuelve único y singular. De ahí que el dandi deba llevar el estilo a sus últimas consecuencias y convertirse él mismo en obra de arte. Esa discusión es la que está presente hoy en ARCO, por ejemplo, por eso consideramos que ese libro ejemplifica la discusión sobre lo contemporáneo.

Por otro lado, ser una editorial pequeña que saca unos doce libros al año, nos obliga a ser muy selectivos y a publicar solo aquellos libros de los que nos sentimos enamorados. Por tanto partimos con dos requisitos antes de decidirnos a publicar el libro: el primero es que nos guste, en un sentido estético, pero el segundo, tan importante como el primero, es que el libro transite en torno a esta propuesta de discutir lo contemporáneo. De hecho, a veces nos llegan buenos libros, pero que no son para Mardulce porque no cumplen con este segundo requisito. Algunos de ellos incluso terminan publicados en otras editoriales, a las que llegaron recomendados por nosotros.        


P: Y como consecuencia de esta línea editorial tiene que salir de forma natural la colección Philos…

R: Eso es, surge naturalmente. Hasta ahora solo hemos publicado un título en esta colección y sale el segundo a finales de año. Es una colección de nuevas voces o de descubrimiento en el ensayo filosófico, que tiene esta doble perspectiva del ensayo filosófico. Eventualmente publicaremos filosofía dura, pero es muy poco probable que publiquemos tesis o monografías. Lo que queremos es retomar la tradición del ensayo filosófico que ya viene de los griegos, que pasa por Montaigne… Y hemos comenzado con El sentido olvidado: ensayos sobre el tacto, de un filósofo argentino, Pablo Maurette, en el que lleva a cabo un rastreo literario y filosófico acerca del tacto, que es un sentido sobre el que ya apenas se habla.


P: ¿Cómo ha sido el proceso del diseño de cubiertas de los libros?

R: Antes que las cubiertas, lo primero que queríamos hacer era encontrar la mejor relación entre que el libro sea bien accesible en el precio de venta al público, y que a la vez sea atractivo visualmente. No queríamos nada que sea caro, porque sabemos que muchos de los lectores de nuestros libros son –o pueden ser– estudiantes, universitarios, jóvenes en general (aunque no solamente, por supuesto). Es decir, un público muy interesando en la cultura y la literatura, un público que tiene (o va a tener) una gran biblioteca en su casa, pero que vive en un país (Argentina, como ahora también España) sometido a una crisis económica.

Y por otro lado, queríamos un diseño ágil, cómodo, que se pueda leer fácilmente en el autobús o en el metro, por ejemplo, de ahí que ni siquiera le pusiésemos solapas, que no fue una decisión tomada por falta de presupuestos, sino deliberada. Queríamos un libro algo más grande que el de bolsillo pero no demasiado, como para facilitar su manejo. En el diseño, lo que nos interesaba era que fuera moderno, pero no estridente ni de mal gusto. Que sea elegante, tal vez algo sobrio y riguroso, es decir, que nunca agreda al lector. No nos gustan los libros que se ven de 15 metros de la mesa de la librería, como si tuviera luces de neón. Al contrario, nos gustan los libros que den ganas de acercarse a ellos, de tocarlos, de abrirlos, de olerlos.


P: Cambiemos de tercio. Nos llama la atención que vosotros habéis hecho el viaje contrario al que hacen muchas editoriales españolas, es decir, habéis cruzado el charco pero hacia España. ¿Es ese un viaje que pensáis que os puede suponer no solo entrar en un mercado como el español, sino tener acceso después a poder acceder a otros países europeos?  

R: Eso quizás era antes. Yo, como autor, cuando publiqué dentro del grupo entonces llamado Random-House, aquí en España, es cuando comenzaron a llegar las traducciones de mis libros. A otros autores les sucedió lo mismo, como a Piglia, por dar un caso mucho más importante que yo, por supuesto, que hasta que no ingresó en Anagrama no fue ampliamente reconocido internacionalmente. Sin embargo eso se terminó a hace algunos pocos años. Un caso que lo ejemplifica perfectamente es El viento que arrasa de Selva Almada, publicada por nosotros en Buenos Aires hace 3 años, que ya está traducida a seis idiomas,  y que solo ahora se acaba de publicar en España. También ha ocurrido con Hernán Ronsino, publicado por la editorial argentina Eterna Cadencia, que ha sido contratado por Gallimard, sin haber casi pasado por España. Y hay muchísimos ejemplos más, varios de ellos autores de Mardulce. Esto cambia el panorama y modifica  en algo el  problema de los años 90, que fue la gran concentración editorial que hubo en Argentina.



P: ¿Qué ocurrió en esos años en Argentina?

R: Planeta compró Emecé, la gran editorial argentina de la derecha literaria de más de 70 años, donde publicaban Borges, Bioy Casares, etc. Random House compró Sudamericana, donde publicaban García Márquez, etc, también una editorial nacional muy tradicional. Y también llegó y se instaló Alfaguara. En esos años la edición independiente argentina casi desapareció. Las grandes multinacionales publicaban, cada una, unos diez autores argentinos por año, pero luego a España llegaban solo uno o dos, a lo sumo. Y otros autores accedían a grandes editoriales independientes españolas como Anagrama o Tusquets. En los 90 no había otra opción. Pero desde hace unos diez años ya es mucho más fácil que haya autores latinoamericanos puedan ser traducidos sin necesidad de pasar por España.

Ahora bien, a Mardulce le interesa venir a España, aparte de por el obvio interés editorial, también porque nos interesa discutir sobre la lengua. En los años 90, debido a ese tremendo proceso de concentración editorial, si un lector argentino quería leer a un autor chileno, por dar un ejemplo, solo tenía acceso a las ediciones españolas que publicasen a algún escritor chileno. Es decir, estando a dos horas de Chile, yo, en Buenos Aires, solo disponía de libros de un autor chileno a través de editoriales multinacionales con sede en España. ¿Cómo llamar a este fenómeno? ¿Imperialismo? ¿Globalización? ¿Empobrecimiento cultural?


Por eso, las editoriales independientes latinoamericanas, ya después de los años 2000, comenzamos a realizar un trabajo de colaboración radial. Nos interesamos, por ejemplo, por los autores peruanos, uruguayos, o chilenos que ofrecían las mejores propuestas literarias y los publicamos en Argentina, sin necesidad de pasar por alguna multinacional con sede no sé dónde… Eso permite restablecer una comunicación entre los lectores y escritores hispanoamericanos que se había cortado debido a esa gran concentración editorial de los 90. En los años 20, 30 o 40 los autores hispanoamericanos se leían mucho entre ellos y, sin embargo, cuando llega la globalización ocurre la paradoja de que es cuando menos acceso se tiene a lo más cercano. La globalización es la forma elegante de denominar al gobierno de los grandes monopolios.  


P: En relación con vuestra llegada a España, os distribuye UDL y queríamos saber cómo fue la acogida por su parte de vuestro proyecto.

R: La editorial Periférica –de quien nos sentimos amigos y grandes admiradores de su trabajo- nos sirvió de intermediaria para establecer contacto, y enseguida nos entendimos bien con la distribuidora. Mardulce ya llevaba tres años funcionando y tenía casi treinta títulos en la calle en Argentina, por lo que podían ver qué tipo de proyecto teníamos. Además propusimos llegar aquí con el libro de Echenoz como primer título. Fue todo muy sencillo.


P: ¿No habéis pensado en uniros a otras editoriales argentinas para formar algo similar al grupo Contexto, al que pertenece la editorial Periférica, a la que has mencionado?

R: Tenemos ya un proyecto similar, aunque algo menos desarrollado. Somos siete editoriales y hemos nombrado al grupo, homenajeando a Roberto Arlt, Los siete logos (en honor irónico a su novela Los siete locos). En el grupo estamos Adriana Hidalgo, Eterna Cadencia, Beatriz Viterbo, Katz Editores, Entropía, Caja negra y Mardulce. Compartimos una caseta en la feria del libro de Buenos Aires hace cuatro años, desde hace dos estamos juntos en la de Guadalajara, y ahora estamos tratando de establecer aún más las relaciones entre nosotros. Por ejemplo, compartimos mucha información interna y en México, por ejemplo, vamos a contratar a un equipo de prensa común. 


P: Lo has comentado antes, publicáis menos libros en España que en Argentina. ¿Cómo tomáis la decisión de cuáles son los títulos que vais a traer aquí?

R: Hay una mezcla entre la cuestión económica, pues no podríamos publicar los doce títulos que sacamos cada año en Argentina, y una cuestión de los gustos de los lectores de aquí. Por ejemplo, hay algunos libros que son «muy argentinos», que nos gustan pero que es posible que no funcionasen bien España, como un ensayo que escribió una crítica de moda, Victoria Lescano, en el que analiza cómo se visten los personajes de muchas novelas argentinas. El ensayo se titula Letras hilvanadas. Es un libro hermoso, pero quizás no funcionaría bien aquí porque salvo Borges y algún otro, el resto de escritores y obras que se mencionan son mucho menos conocidos aquí. Entonces un primer criterio que tomamos para el primer año de estancia en España fue el de publicar autores traducidos, y de esos autores, publicar a los más conocidos, como Jean Echenoz o Cynthia Ozick, que le dio a la entrada de Mardulce en España ciertas ventajas pero también desventajas. Por un lado, pusimos en circulación libros de autores que ya eran conocidos aquí, lo que nos hacía más fácil el acceso a las librerías. Pero también posicionó a Mardulce como una editorial algo más conservadora de lo que en realidad es. Fuimos un poco a lo más o menos seguro. Pero ahora que ya hemos publicado los dos primeros libros no traducidos -los de Selva Almada y Ariana Harwicz- en España Mardulce va a comenzar a tomar cada vez más riesgos editoriales, que es nuestro perfil habitual.  


P: Si ahora tuvieses los medios para publicar cualquier libro que quisieses sin que el dinero fuese un problema, ¿qué publicarías?

R: Mi sueño personal sería publicar –aunque ya hay una veintena de ediciones– una nueva traducción hecha por mí de Bouvard y Pécuchet, de Flaubert. Es mi novela favorita, y siempre he pensado que si un día fuese millonario, me dedicaría a traducirla lentamente, una labor que te puede llevar años. 


P: ¿Cuáles son vuestros planes futuros a corto plazo?

R: En España, el próximo libro que publicaremos será un volumen de ensayos, Metáfora y memoria. Ensayos reunidos, de Cynthia Ozcyck, que saldrá en febrero de 2016. De sus libros de ensayo –tiene seis– aún no se había traducido ninguno al castellano, por lo que decidimos escoger junto con ella lo mejor de esos libros y publicarlo en un solo volumen. Es un gran ensayo literario, donde Ozick escribe sobre Henry James o Kafka, y discute con las mejores tradiciones modernas. Creemos que es un gran libro que va a funcionar muy bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario