viernes, 2 de octubre de 2015

Mis amigos, de Emmanuel Bove: la virtud de recuperar textos perdidos

Publicar es hacer público un texto. Y editar, seleccionar textos para publicar. Entre los editores, los hay buenos, no tan buenos y los hay excelentes. Si hablamos de Manuel Borrás, editor de Pre-Textos, nos referimos a uno de los mejores editores en activo que tiene este país. Entre sus muchas virtudes se encuentra la de saber recuperar obras que estaban perdidas en el olvido, joyas literarias que sabe proponer en el momento adecuado. Mis amigos, de Emmanuel Bove, es una de esas obras que ensalzan la figura de Borrás como editor.

Emmanuel Bove (1898-1945) es considerado uno de los mejores novelistas franceses del siglo xx. Nació y murió en París pero se educó en Ginebra, vivió en Londres, Viena y Argelia, por lo que su condición de francés es más bien coyuntural. Aunque durante su juventud escribió novelas alimenticias bajo el seudónimo de Jean Vallois fue a su vuelta a París cuando Colette leyó alguno de sus textos y se decidió a publicar Mis amigos, ya con su nombre (que tampoco era real, pues este era Emmanuel Bobovnikoff). Después otros autores consagrados, como Beckett, elogiaron su obra y Bove accedió al grupo de los grandes.


Mis amigos es una novela dividida en varios relatos pero que sigue un orden cronológico. En cada uno de ellos, Victor Bàton, un exmilitar que participó en la primera guerra mundial y que recibe una pensión por su lesión en la mano izquierda, se dedica a pasear por las calles de París y busca aquello que buscamos todos, el amor. Así, como suena. Una mujer que lo ame o un hombre que se convierta en un amigo fiel. Sin embargo, todo le sale mal a Victor, que rebosa generosidad y se abre a los demás pero ellos no le devuelven los favores y solo ven en él a un hombre pobre, a uno de esos militares a los que elogian en público pero a los que evitan sin miramientos cuando se los cruzan por la misma acera de la calle. O quizá no sea del todo así, pues el personaje de Victor no es, ni mucho menos, un buenazo. Es ególatra, manipulador, persigue a las niñas y cuando encuentra a una mujer que por fin estaría dispuesta a estar con él la abandona. Contradicciones, señores, la vida.   

Solo por estos elementos la novela no tendría por qué ser considerada una gran obra. Lo es por otros motivos. El principal, el estilo, ya que Bove no se dejó llevar por la corriente de la época, que gustaba de lo ampuloso. Él rehízo el camino y se situó en el antiestilo. Y es que no hay estilo en su obra, conformada como una sucesión de párrafos muy cortos en los que hay una voluntad de evitar cualquier atisbo de estilo. Y hay, por otro lado, un intento de ser narrador de barra de bar. La historia de Mis amigos podría contárnosla alguien mientras toma una cerveza con nosotros en una tasca de mala muerte, y eso es lo que le aporta esa frescura a la novela que aún conserva intacta. Por otro lado, el personaje de Victor Báton, sus contradicciones, su pose de antihéroe y, al mismo tiempo, sus ganas de vivir y su necesidad de amistad en tiempos de incomunicación, los años 20 en París, donde todo el mundo trataba de disfrutar tras la larga guerra, hacen de él un personaje memorable.

Mis amigos es un libro que, como toda buena literatura, ha envejecido bien. Dejaos llevar por las peripecias de Bàton. Lo amaréis y lo odiaréis a partes iguales y de paso descubriréis a Emmanuel Bove, un escritor digno de ser redescubierto.   

Título: Mis amigos
Autor: Emmanuel Bove
Traductor: Manuel Arranz
Editorial: Pre-Textos  
Páginas: 152
Precio: 15 eur (rústica)

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