miércoles, 30 de septiembre de 2015

Familias de la literatura (I): Rusia, Italia e Inglaterra

Hoy en día muchos autores desean aislar a sus personajes de su herencia genética e histórica. El retrato literario de varias generaciones parece llevarnos de regreso a nuestras lecturas más clásicas.

No solo el individualismo ha llevado al olvido a estas sagas. La dificultad a la hora de construir uno de estos libros ha frenado a buen seguro a muchos autores novatos que prefieren experimentos llenos de artificios pero que no implican tanto esfuerzo.


Pero no se puede obviar la importancia de la familia, un mundo en miniatura que permite conocer una sociedad, una época, con más profundidad y detenimiento.

Casi todos los países cuentan con una gran saga en su tradición literaria. Un texto que recoge parte de sus tradiciones y también muchas respuestas a preguntas que no logran contestar los historiadores.

A lo largo de varias semanas se hablará de novelas “familiares” tomadas de distintos países. En esta ocasión, haremos unas breves paradas en Rusia, Inglaterra e Italia.


Rusia:

Una saga moscovita, Vasili Aksiónov (Navona, 2015)
Traducción: Marta Rebón

Una saga moscovita pasó casi desapercibida en el mundo editorial español en el momento de su publicación. Esta joya oculta de la literatura rusa, magníficamente traducida por Marta Rebón, debió su éxito sobre todo al boca a boca. En estos últimos años encontrar un ejemplar era casi un milagro. Y un milagro es también la belleza de esta novela perfecta de más de mil páginas.

La gran literatura, por mucho que quisiera Stalin, no desapareció con las hoces y los martillos. Ni con los gulags ni el pensamiento único. Herederos de Dostoievski, Pushkin, Goncharov, Oneguin, Chéjov o el incómodo conde Tolstói y sabedores de su mano de mala suerte, autores como Aksiónov, Grosmann, Bulgákov, Pasternak o Solzhenitsyn decidieron dar la espalda a un régimen que solo amparaba a poetas y escritores menores, fieles reproductores de los designios de Stalin y sus secuaces. Sin saber que años más tarde la justicia literaria borraría del mapa a los adeptos al régimen y proporcionaría la mayor de las glorias a esos antiguos enemigos del pueblo.



Los Grádov son los mejores testigos de un proyecto político y social que dejó como único legado algunos de los más espeluznantes cadáveres del siglo XX. Una dinastía de médicos ilustrados que sufre la implacable guillotina de una dictadura disfrazada de ideales y que asiste a crímenes de estado y al encarcelamiento de sus únicos miembros que defendían un régimen putrefacto desde sus primeros pasos. Aksiónov, hijo de la inolvidable Eugenia Ginzburg, merece un lugar de honor en las letras rusas tan solo por haber dado vida a esta inolvidable familia.

Este otoño trae además la buena noticia de la reedición de esta obra. De mano de quien que la publicó en un primer momento, Una saga moscovita va a ser reeditada por Navona este mes de noviembre dentro de su colección de “ineludibles”, con nuevo prólogo de Marta Rebón. 


Italia:

Los Virreyes, de Federico de Roberto (Acantilado, 2008)
Traducción: José Manuel Monreal

Si Mann se centró en la decadencia burguesa, de Roberto eligió una antigua dinastía siciliana para hablar sobre el fin de una forma de vida. El ocaso de los Francalanza enlaza con la penumbra en la que está sumida desde hace demasiado tiempo la isla italiana.

La muerte de la matriarca inicia las peleas que continuarán durante décadas entre los distintos miembros de la familia de los virreyes. La vieja princesa falleció a tiempo, antes de ver cómo la unificación italiana y la ideología liberal acababan con un sistema feudal y unas rígidas reglas que le habían permitido multiplicar sus rentas.


De Roberto, último representante del verismo, sabía que la línea entre la política, la religión y las pasiones humanes es casi imperceptible y por ello creó una fascinante galería de personajes que se convierten en la punta de lanza de esta mayúscula novela. Federico fue un cronista fiel de un tiempo pasado y recuperó las costumbres y los claroscuros de una época que tan solo dejó palacios en ruinas en Catania y Palermo. Pocas veces en la literatura la hipocresía, el egoísmo, la inmadurez, el clasismo han cobrado tanta vida. De Roberto no caricaturizó a los herederos y sus miserias, observó con una sonrisa de medio lado, con su habitual pesimismo, cómo ellos mismos aceleraban su caída.


Inglaterra:

La saga de los Forsyte, de John Galsworthy (Reino de Cordelia, 2014)
Traducción: Susana Corral

Galsworthy, Premio Nobel de Literatura en 1932 e íntimo amigo de Joseph Conrad, tomó como protagonistas de esta saga repartida en varios volúmenes a los miembros de la familia Forsyte, herederos de un llamado modesto terrateniente que no era más que un agricultor sin suerte. Los Forsyte encarnan la alta burguesía, acomplejada y ambiciosa, que teme el final de la época victoriana.

Las tres novelas y dos entreactos que conforman La saga de los Forsyte reviven la narrativa clásica, las descripciones puntillosas, la mejor tradición literaria inglesa. En sus páginas hay un agudo análisis de una forma de vida, de una era que hoy en día a menudo se recuerda. Algunos de sus contemporáneos desdeñaron este modelo clásico pero pocos hubieran sido capaces de redondear esta titánica obra.


El análisis psicológico de los personajes muestra una clase social relegada muchas veces al olvido en las versiones oficiales. Más allá de blasones y casas solariegas y de obreros y revoluciones industriales era la pujante burguesía la que defendía lo establecido y lo combatía a partes iguales.

La nueva edición de Reino de Cordelia solventa una deuda que tenía en España el mercado editorial. Una oportunidad para disfrutar de esta familia y descubrir que no es una novela más sobre cacerías, bailes y salones. Es una obra maestra del realismo crítico. En ella hay lugar para pasiones, el arte y los peligros que traían consigo el progreso y el capital.

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