Hoy en día muchos autores desean aislar a sus personajes de su
herencia genética e histórica. El retrato literario de varias generaciones
parece llevarnos de regreso a nuestras lecturas más clásicas.
No solo el individualismo ha llevado al olvido a estas sagas. La
dificultad a la hora de construir uno de estos libros ha frenado a buen seguro a
muchos autores novatos que prefieren experimentos llenos de artificios pero que
no implican tanto esfuerzo.
Pero no se puede obviar la importancia de la familia, un mundo en
miniatura que permite conocer una sociedad, una época, con más profundidad y
detenimiento.
Casi todos los países cuentan con una gran saga en su tradición
literaria. Un texto que recoge parte de sus tradiciones y también muchas
respuestas a preguntas que no logran contestar los historiadores.
A lo largo de varias semanas se hablará de novelas “familiares”
tomadas de distintos países. En esta ocasión, haremos unas breves paradas en
Rusia, Inglaterra e Italia.
Rusia:
Una saga moscovita,
Vasili Aksiónov (Navona, 2015)
Traducción: Marta Rebón
Una saga moscovita pasó casi desapercibida en el mundo editorial
español en el momento de su publicación. Esta joya oculta de la literatura
rusa, magníficamente traducida por Marta Rebón, debió su éxito sobre todo al
boca a boca. En estos últimos años encontrar un ejemplar era casi un milagro. Y
un milagro es también la belleza de esta novela perfecta de más de mil páginas.
La
gran literatura, por mucho que quisiera Stalin, no desapareció con las hoces y
los martillos. Ni con los gulags ni el pensamiento único. Herederos de
Dostoievski, Pushkin, Goncharov, Oneguin, Chéjov o el incómodo conde Tolstói y
sabedores de su mano de mala suerte, autores como Aksiónov, Grosmann, Bulgákov,
Pasternak o Solzhenitsyn decidieron dar la espalda a un régimen que solo
amparaba a poetas y escritores menores, fieles reproductores de los designios
de Stalin y sus secuaces. Sin saber que años más tarde la justicia literaria
borraría del mapa a los adeptos al régimen y proporcionaría la mayor de las
glorias a esos antiguos enemigos del pueblo.
Los
Grádov son los mejores testigos de un proyecto político y social que dejó como
único legado algunos de los más espeluznantes cadáveres del siglo XX. Una
dinastía de médicos ilustrados que sufre la implacable guillotina de una dictadura
disfrazada de ideales y que asiste a crímenes de estado y al encarcelamiento de
sus únicos miembros que defendían un régimen putrefacto desde sus primeros pasos. Aksiónov,
hijo de la inolvidable Eugenia Ginzburg, merece un lugar de honor en las letras
rusas tan solo por haber dado vida a esta inolvidable familia.
Este
otoño trae además la buena noticia de la reedición de esta obra. De mano de quien
que la publicó en un primer momento, Una
saga moscovita va a ser reeditada por Navona este mes de noviembre dentro
de su colección de “ineludibles”, con nuevo prólogo de Marta Rebón.
Italia:
Los
Virreyes,
de Federico de Roberto (Acantilado, 2008)
Traducción: José Manuel Monreal
Si
Mann se centró en la decadencia burguesa, de Roberto eligió una antigua
dinastía siciliana para hablar sobre el fin de una forma de vida. El ocaso de
los Francalanza enlaza con la penumbra en la que está sumida desde hace
demasiado tiempo la isla italiana.
La
muerte de la matriarca inicia las peleas que continuarán durante décadas entre
los distintos miembros de la familia de los virreyes. La vieja princesa
falleció a tiempo, antes de ver cómo la unificación italiana y la ideología
liberal acababan con un sistema feudal y unas rígidas reglas que le habían
permitido multiplicar sus rentas.
De
Roberto, último representante del verismo, sabía que la línea entre la política,
la religión y las pasiones humanes es casi imperceptible y por ello creó una
fascinante galería de personajes que se convierten en la punta de lanza de esta
mayúscula novela. Federico fue un cronista fiel de un tiempo pasado y recuperó
las costumbres y los claroscuros de una época que tan solo dejó palacios en
ruinas en Catania y Palermo. Pocas veces en la literatura la hipocresía, el
egoísmo, la inmadurez, el clasismo han cobrado tanta vida. De Roberto no
caricaturizó a los herederos y sus miserias, observó con una sonrisa de medio
lado, con su habitual pesimismo, cómo ellos mismos aceleraban su caída.
Inglaterra:
La
saga de los Forsyte,
de John Galsworthy (Reino de Cordelia, 2014)
Traducción: Susana Corral
Galsworthy,
Premio Nobel de Literatura en 1932 e íntimo amigo de Joseph Conrad, tomó como
protagonistas de esta saga repartida en varios volúmenes a los miembros de la
familia Forsyte, herederos de un llamado modesto terrateniente que no era más
que un agricultor sin suerte. Los Forsyte encarnan la alta burguesía,
acomplejada y ambiciosa, que teme el final de la época victoriana.
Las
tres novelas y dos entreactos que conforman La
saga de los Forsyte reviven la narrativa clásica, las descripciones puntillosas,
la mejor tradición literaria inglesa. En sus páginas hay un agudo análisis de
una forma de vida, de una era que hoy en día a menudo se recuerda. Algunos de
sus contemporáneos desdeñaron este modelo clásico pero pocos hubieran sido
capaces de redondear esta titánica obra.
El
análisis psicológico de los personajes muestra una clase social relegada muchas
veces al olvido en las versiones oficiales. Más allá de blasones y casas
solariegas y de obreros y revoluciones industriales era la pujante burguesía la
que defendía lo establecido y lo combatía a partes iguales.
La
nueva edición de Reino de Cordelia solventa una deuda que tenía en España el
mercado editorial. Una oportunidad para disfrutar de esta familia y descubrir
que no es una novela más sobre cacerías, bailes y salones. Es una
obra maestra del realismo crítico. En ella hay lugar para pasiones, el arte y los
peligros que traían consigo el progreso y el capital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario