lunes, 21 de septiembre de 2015

Composición nº 1, de Marc Saporta: recurrir al azar para ¿subvertir la lectura?

¿Qué tuvieron los años 60 para que se desplegase esa inusual tendencia al experimentalismo en la literatura? Seguramente tuvieron mucha culpa las vanguardias históricas, que si bien no fueron capaces de crear obras maestras a partir de sus propuestas rupturistas, sí que fueron dejando un poso que fue consolidándose hasta estallar en los años 60. 

Edición estadounidense de Composición nº 1,
publicada por Visual Editions.
En el segundo lustro de los 50 había comenzado ya esta corriente experimental con los beat en los Estados Unidos, que alcanzó Europa, más concretamente Francia (aunque con algunas influencias en otros escritores que vivían en países cercanos), en los 60. Y cuando decimos Francia, nos referimos a los escritores que vivían en Francia, tanto franceses como latinoamericanos. Todos venían de Joyce, claro, y de Virginia Woolf, y tenían algo de dadaístas, otros se fijaban en Faulkner o incluían elementos inventados por los surrealistas. Y por eso, ahí andaba el grupo OuLipo, con Queneau, Perec y Calvino a la cabeza, los autores desparejos de la nouveau roman, y los que conformaron el tan publicitado boom latinoamericano, así como algún que otro outsider que nunca se adhirió a ninguna de estas tendencias (pienso en Manuel Puig o en Luis Martín-Santos). Una de esas especies solitarias fue Marc Saporta, que trató de entrar en OuLipo mediante la novela que nos ocupa hoy, Composición nº 1 pero no lo consiguió, y aunque se le ha relacionado con la nouveau roman (esa especie de saco donde entraron muchos otros autores sin demasiado en común) tampoco parece que encajase a la perfección en dicho movimiento.  

Hace poco reseñábamos por aquí Los desafortunados, de B.S. Johnson, un libro compuesto a partir de pliegos no cosidos que plantea una lectura no lineal del texto y que parte de un ejercicio lector azaroso, pues recomienda disponer aleatoriamente esos pliegos para que cada lectura sea diferente. Los desafortunados se publicó en 1969 y decíamos de él que ese aparente experimentalismo no era tal porque su voz era excesivamente similar a las de Joyce y Beckett (muy lograda, eso sí) y su principal «innovación», esa lectura no lineal, ya se había ensayado antes. Y fue precisamente Marc Saporta el que lo había hecho años antes, en 1962, cuando publicó esta Composición nº 1 en la que todas las páginas son entes independientes y pueden disponerse como a uno le dé la real gana. Barajar las páginas, subvertir la lectura mediante el azar, si es que eso es posible. En el 64, Max Aub propondría su propia versión del experimento con su Juego de cartas.

En Composición nº 1 se alternan varias historias en las que varias mujeres son en apariencia las protagonistas, si bien, en realidad, el protagonista real de la obra es un hombre del que no conocemos el nombre ni es descrito, pero su presencia siempre es ubicua. No son tanto relatos como escenas y en ellas asistimos a las tribulaciones de Dagmar acerca de la mujer y del amor (y, por ende, del desamor), a la violación de la jovencísima Helga, al genio y, al mismo tiempo, la enfermedad mental de Marianne, a un accidente de coche o a la búsqueda de unos maquis, y todo ello con el telón de fondo de la ocupación nazi de Francia.

Es habitual que en la literatura que propone nuevas formas de enfocar la lectura se dejen señuelos y pistas que informen al lector de la forma en que la obra fue concebida, es una marca del experimentalismo. Y Composición nº 1 no iba a ser menos:

Al contrario de lo abstracto, es una monstruosa deformación, una tortura de la sensibilidad. Cada toque vive por sí mismo, contra los demás, y eso compone un mundo que gira alrededor de su eje, preso en una red, en lazos de estrellas fugaces.

Edición italiana de Composición nº 1, publicada por Lerici editori
Cada una de las páginas muestra escenas estáticas, sin apenas acción, descripciones profusas al estilo de la nouveau roman que tratan de captar un estado de ánimo, de mostrar una determinada cualidad de un personaje, muchas veces sin llegar a hacerlo explícito, empleando símbolos que aparecen en la descripción. A partir del conjunto de las páginas correspondientes a cada personaje puede componerse su relato, aunque en el caso en el que esta «linealidad» es más clara es en el de Helga y la violación que sufre. Lo sorprendente es que existe una línea unitaria, que es la presencia del hombre, el personaje no presente en la novela de forma explícita y que, sin embargo, sirve de nexo difuso –algo desdibujado, eso sí– al resto de relatos.

La excesiva limitación que impone la estructura a la obra es su mayor punto débil, ya que en conjunto parece algo deslavazada. pero es lo que sucede cuando se opta por una opción radical de escritura. Este punto de partida, aunque menos agresivo, le jugó también una mala pasada a B.S. Johnson en Los desafortunados, ya que tuvo que recurrir a una amnesia inicial poco verosímil del narrador para poder estructurar los recuerdos que lo componen y adecuar así forma y fondo. 

Por contra veremos que cada página de Composición nº 1 está escrita con un cuidado exquisito y tratando de que en cierto modo sea autoconclusiva. En ese aspecto, la experiencia lectora se enriquece e invita a seguir página tras página sin cesar.

Nos gusta hablar de la edición del libro cuando este incorpora alguna peculiaridad, y esta es evidente que las posee. La caja, dura y elegante que contiene las páginas, y las composiciones con letras del reverso de las páginas hacen que la factura visual del libro sea excelente. Una lástima, sin embargo, que haya un número de erratas superior al que sería deseable (es especialmente extraño que haya muchas de ellas que sean de concordancias de género o de número, no sabemos si como consecuencia de la traducción).

Todos los lectores a los que les interese la innovación literaria y que se sientan, por tanto, abiertos a nuevas formas de narrar, deberían leer este libro. No caeremos en el tópico del lector activo (el lector debe serlo siempre, si no es mero espectador) ni en la experiencia de lectura individualizada (esta lo es siempre, por definición, incluso aunque el orden de las páginas permanezca inalterable). Disfrutadla, sin más, y después la comentamos.

Título: Composición nº 1
Autor: Marc Saporta
Traductor: Jules Alqzr
Editorial: Capitán Swing
Páginas: 344
Precio: 26 eur

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