Hay centenares de libros sobre escritores, sobre sus vidas
malditas, sus borracheras, sus fiestas sexuales y toda esa mística que siempre
ha rodeado sus vidas y de la que ya solo sabemos por libros
de hace décadas. Hoy los artistas tienen algo de oficinistas.

En la novela nos topamos con Jamie y Charlie, una pareja joven de estudiantes de Literatura que pronto tienen una niña. En torno a ellos veremos
pasar a escritores, escritorzuelos y personajes con ínfulas de escritores y
que, lamentablemente, nunca llegarán a ser nada más que eso. La acción nos lleva de
Portland a Oregón, a San Francisco y a los Ángeles. La época, los años 50 y 60,
cuando los beats estaban pegando
fuerte y se experimentaba con las drogas. El alcohol, claro, siempre presente. Los escritores que pasan por delante de nosotros no son estrellas, sino aspirantes a ello. A lo largo del camino muchos se quedarán en la cuneta del fracaso. También habrá envidias, dudas creativas y, algo funesto para un aspirante a escritor, el reconocimiento de su propia incapacidad.
Los personajes secundarios de la novela son un lujo absoluto, especialmente Stan Winger, un
ladronzuelo que se convierte en escritor de novelas pulp de éxito. También lo es Dick Dubonet, aunque le perdemos la pista a la mitad de la novela para recuperar a otros personajes que nos presentaron al inicio y que dábamos también por perdidos. La obra se
parece a esas películas de Robert Altman donde todos los personajes terminan
encontrándose tarde o temprano. Está ambientada en esa época durante la que se pagaban
cifras exorbitantes por guiones en Hollywood; allí se marcharán Stan Winger y a
Charlie a probar suerte, y uno no puede evitar recordar a Steele, ese guionista
al que interpretaba Bogart en En un lugar
solitario, encerrado en su casa, escribiendo y siendo acusado de un crimen que no ha cometido.
Se trata, por tanto, de un libro sobre escritores, pero no sobre el
acto de escribir. Trata sobre la frustración, pero también sobre el éxito,
sobre la superación, sobre la autosuficiencia, sobre la envidia y sobre el
dinero y el acceso a otras clases sociales. Por tanto no trata sobre escritores, sino sobre todos nosotros.
Carpenter es un autor injustamente poco conocido, pues su prosa está al nivel de los grandes. No necesita alharacas ni
requiebros para conducirnos por un camino preciso en el que el ritmo y la
estructura son casi perfectos. La caracterización de los personajes es
seguramente lo mejor de la novela y precisamente por eso hemos de decir que
echamos de menos que hubiese algo más de juego con algún personaje, como Kenny,
un tipo que ayuda a la madre de Jamie a vender unos libros y del que nos
hubiese gustado saber algo más; y un servidor se queda además con ganas de
saber qué es de la voluptuosa Linda, aunque eso, debo reconocerlo, es puro morbo. El
único pero que se le puede poner a la novela es un excesivo sentimentalismo en ciertas escenas que, para mi gusto, afecta un poco al tono de la
novela.
En términos generales, una obra de muy alto nivel de un
autor que merece un mejor puesto en la literatura que este semianonimato del
que goza hasta ahora. Esperemos que la publicación de Los viernes en Enrico´s ayude a paliar ese desconocimiento de su
figura.
Autor: Don Carpenter & Jonathan Lethem
Traducción: Javier Guerrero
Editorial: Sexto Piso
Páginas: 400
Precio: 20 eur (rústica)
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