viernes, 31 de julio de 2015

El niño perdido y Hermana muerte, de Thomas Wolfe: la virtud de la evocación

El material con el que se configura la literatura es muy variado: desde deportes hasta religiones, pasando por palacetes solariegos o los despachos de una empresa que cotiza en Wall Street. Sin embargo, lo que es inmutable, salvo en casos excepcionales, es que en la mayor parte de la narrativa podemos vislumbrar en gran medida la vida de los narradores. Algunos de ellos optan por colocar su vida tras los visillos de hechos novelados que enmascaran esas vivencias, mientras que otros se exponen al abismo de la literatura no solo como creadores sino también mostrando sin tapujos a la persona que se encuentra tras el narrador. Thomas Wolfe 1900-1938) fue uno de estos últimos, uno de los primeros en emplear esa tan de moda ahora ficción autobiográfica o autobiografía novelada. De eso precisamente tratan los dos libros de los que hablaremos hoy, El niño perdido y Hermana muerte.

En El niño perdido Wolfe rescata de la memoria el recuerdo de su hermano fallecido, Grover, un hermano mayor que murió de tifus con solo doce años, el preferido de su madre y del que pasados unos años ya nadie parece acordarse. El libro se divide en cuatro partes. En cada una de ellas el narrador es distinto, pues el libro está configurado a partir de los recuerdos de cuatro personas diferentes. El más emotivo es el primero, en el que el padre ayuda a su hijo, que ha sido estafado por un vendedor de chucherías. Pero antes de ese incidente Wolfe nos deja una descripción memorable de los comercios, los atuendos y el ambiente de los primeros años del siglo xx en un pequeño pueblo de Estados Unidos. En los otros capítulos hablarán la madre, que recordará un suceso banal en un tren pero que muestra la sensibilidad excepcional de su hijo, y una hermana que narra el último día de Grover, en el que se dieron un banquete porque él ya sospechaba que su vida se extinguía. En el último capítulo el propio Thomas Wolfe regresa a la casa donde murió su hermano muchos años después y accede a la habitación donde murió. Se trata de un libro delicioso, un libro poético que sin embargo no comete el error de caer en la sensiblería, algo que sería muy fácil, dado el tema del que trata. Sus principales virtudes: su capacidad evocadora y la fuerza descriptiva de su prosa.

Hermana muerte consta también de cuatro capítulos. En este caso Wolf describe cuatro muertes que sucedieron frente a él en Nueva York. Su ánimo no es tanto el de relatar las muertes como lo que acontece a su alrededor, es decir, cómo reaccionan las personas que se ven frente a la muerte, que la miran a los ojos pero la esquivan, aunque saben que tarde o temprano un día llegará y ya no pasará junto a ellos, sino que los cogerá de la mano y se los llevará.

A mí juicio, Hermana muerte es inferior a El niño perdido. Eso, sí, inferior al otro, no significa que sea desdeñable. El cuarto capítulo presenta las mayores virtudes del libro y también, creo, el mayor defecto. En este caso la muerte que relata es la menos espectacular, ya que trata sobre un hombre sentado en un banco que súbitamente deja de respirar y muere, sin aspavientos ni quejidos lastimeros. Muchos de los que pasan al lado opinan al principio que el hombre está dormido aunque, en su interior, sospechan la verdad. Por fin un soldado ­–no podía ser de otro modo– es el que se atreve a decir lo que nadie quiere oír: el tipo está muerto. Es muy interesante cómo Wolfe describe a los distintos tipos de personas que se ven frente al muerto, sus diferentes reacciones frente a él. El problema se encuentra en que en el tramo final del capítulo, Wolfe se enreda en una disertación quizá demasiado fuera de tono con respecto al resto del libro acerca de la Muerte y que, como lector, me resulta prescindible.

A falta de leer su monumental El ángel que nos mira, estas piezas breves son un buen aperitivo para adentrarse en su narrativa y decidir si uno emprende después la colina de su gran obra. Yo, desde luego, lo haré.      

Título: El niño perdido
Autor: Thomas Wolfe
Traductor: Juan Sebastián Cárdenas
Editorial: Periférica
Páginas: 96
Precio: 15,50 eur (rústica)







Título: Hermana muerte
Autor: Thomas Wolfe
Traductor: Juan Sebastián Cárdenas
Editorial: Periférica
Páginas: 96
Precio: 14,50 eur (rústica)


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