domingo, 7 de junio de 2015

Marguerite Duras, nuestras recomendaciones

los imprescindibles

o   Libros
Un dique contra el Pacifico (1950). De factura aún bastante tradicional esta primera obra maestra imbrica el relato de la vida en las colonias con recuerdos autobiográficos. Duras evoca el confinamiento en el círculo familiar controlado por aquella madre descaradamente injusta, tan cariñosa como brutal, tan exigente como torpe y paranoica; Sísifo desviviéndose en una lucha tan estéril como rabiosa, ella no solo dilapida el dinero familiar en la construcción obsesiva de diques para proteger las tierras inundadas que le vendió un gobierno desleal sino que resulta incapaz de contener el deseo y el afán de libertad de su hija.

El amante (1984). La novela con la que alcanzó repercusión más allá de los círculos literarios. Su estilo estaba ya claramente definido y lo empleó para narrar sus años de adolescencia: la madre injusta, el hermano cruel, el chino enamorado de ella cuando tan solo era una adolescente, la imposibilidad del amor.  

El Vicecónsul (1966). Una de las novelas más sencillas y al mismo tiempo más complejas de Duras. Un hombre llega a Calcuta, donde los rumores entre la colonia francesa giran en torno a él por ciertos episodios ocurridos en Lahore de los que nadie sabe nada y de los que, sin embargo, todos hablan. El hombre, el Vicecónsul, se enamora de una mujer que terminará por destruir su vida: Anne-Marie Stretter.  Al mismo tiempo, Peter Morgan, escritor, tratará de mostrar la miseria, la trágica vida de la India en un relato que se entrevera con la realidad.

Escribir (1993). Este texto nos aclara tanto sobre el proceso creativo de Duras como sobre el propio fenómeno de la escritura. En lo que fue inicialmente una entrevista a Benoît Jacquot, M.D. procura aprehender el misterio de la escritura, llevando las palabras hasta sus últimos confines al intentar nombrar lo inefable: «Estar a solas con el libro aún sin escribir, es estar en el primer sueño de la humanidad. Eso es. Es estar sola con la escritura aún baldía. Es tratar de no morir de ello».




o   Películas
India Song. Obra maestra, expresión cabal de lo que Duras buscaba mediante el cine: prolongar la escritura. India Song es una variación cinematográfica de su novela El Vicecónsul. Las palabras y los silencios se ven recalcados por la belleza de la fotografía, la peculiaridad de la voz en off que adopta la monotonía de las vidas que describe, enfatizando al mismo tiempo toda su violencia y tragedia contenida.
Hiroshima mon amour. Dirigida por Alain Resnais con guion de Duras. ÉL y ELLA se encuentran. La humanidad rota se encuentra para contar su tragedia. El desamparo de Hiroshima dialoga con el dolor y la humillación de lo que sucedió en Francia durante la Segunda Guerra Mundial y el ambiguo periodo de la Liberación. De aquella obra maestra el grandísimo Jean-Luc Godard dijo: «Recuerdo haber sentido celos de Hiroshima mon amour. Pensaba: “esto está bien y se nos ha escapado, no podemos tener ningún control sobre ello“».

o   Teatro
La música deuxième (1985). Una mujer. Un hombre. Se amaron, se casaron para hacer como todo el mundo, y se separaron. Eso fue ayer. Hoy se juntan de nuevo en el tribunal para oficializar su separación. Antes de eso, y por ultima vez, quedan en un hotel para intentar hablarse, intentar comprender lo que les llevó al inevitable desastre. El espectador/lector es testigo de todo lo que se dice. Y más aún: de lo que se calla.

Agatha (1981). En esta obra Duras trata de manera directa un tema recurrente en su obra: el del incesto entre hermanos. Aquel amor ambiguo, consumado o fantaseado, al que ya alude en Un dique y que volverá a aparece en La Pluie d’Été. En esta pieza, un hermano y su hermana se encuentran justo antes de que esta ultima se vaya de la casa familiar. Recuerdan como surgió aquel amor prohibido… 

canela fina

o   Libros
El arrebato de Lol V.Stein (1964). Estamos en S.Thala. Lol V.Stein asiste a un baile con su prometido. De repente aparece la devastadora Anne-Marie Stretter. La de El Vicecónsul y otras novelas, la que enamora instantáneamente y abandona en el desespero más absoluto. El novio se va con ella. Y Lol se encierra en un mutismo radical. Loca de desesperación y de amor, rota a la par que fascinada por ese ángel negro que acaba de destruir su vida…

El mal de la muerte (1982). Otra de las obras de referencia durasianas. Breve e intensa, como casi toda su producción pero en este caso llevada al extremo. Un hombre ante la incapacidad para amar se sincera con una mujer a la paga por pasar junto a él unos días. En los lapsos que les median ente los actos sexuales su desesperación se agudiza y la comprensión de ella se hace inevitable.

El amor (1971). Una novela alucinada, en la que todo ocurre frente al mar . La espera de una mujer, un hombre que se sienta junto a ella en la playa y un paseante al que ambos esperan y que tan solo pasa frente a ellos y no se detiene. Es también un ejercicio de memoria, en este caso no autobiográfica, sino de la propia protagonista, todo ello es una atmósfera opresiva y que roza lo apocalíptico. Una de las obras más extrañas y, al mismo tiempo, más fascinantes de Duras.

El parque (1955). Breve novela que podía haber sido compuesta perfectamente por Duras como obra dramática. Dos desconocidos charlan en un parque sobre sus respectivas vidas: se trata de un comerciante ya entrado en años y de una sirvienta joven. Se desvelan algunos de sus deseos y propósitos, se lamentan de lo no conseguido y, sobre todo ello, planea la idea de que la joven, a pesar de su menor experiencia, o quizá precisamente por ella,  encara la vida de un modo más vitalista y, al mismo tiempo, más realista que el hombre, ya de vuelta de todo y hastiado del mundo.


o   Películas
Nathalie Granger (1972). Con Jeanne Moreau y el jovencísimo Gérard Depardieu. Un hombre entra en una casa donde viven dos mujeres. Les quiere vender un aparato doméstico. Exhibe su discurso absurdo, intenta persuadir, seducir, enredar… en fin: vender. Las mujeres contestan lacónicas o con la violencia de su silencio. No son crédulas. Saben. Lo saben todo. Saben que él no es lo que pretende ser. Saben que él sabe que no necesitan lo que les quiere vender. Saben. Y él también acaba admitiéndolo. Aunque sigue agitando su ruido, como un pobre muñeco alienado.

El Camión (1977). Una escritora (Marguerite Duras) lee a un actor (Gérard Depardieu) el guion de su próxima película. Se trata de una mujer a la que un camionero acepta llevar a cierto destino. Ella no para de hablar durante todo el trayecto mientras él le escucha en silencio. Se oye la voz en off. Nunca se ve a los personajes. Tan solo planos de un semirremolque maniobrando.

EXTRAS

Ese amor, Yann Andrea (1999). Más allá de la experiencia personal de «ese amor» inaudito que le ataba a la gran Marguerite Duras, Yann Andrea habla del binomio amor-pasión, de aquel sentimiento tan violento como irrefrenable con el que cualquiera puede identificarse; esa grieta que irrumpe en el cotidiano y pone de repente, como diría Celine, «la metafísica al alcance de los caniches». El dolor embriagador, el sufrimiento, así como la suerte inaudita de vivir en sus carnes la aporía sublime: «Cómo decir: le quiero más que cualquier cosa en el mundo, y más todavía».

Marguerite Duras, Laure Adler (1998). Biografía de referencia escrita por una de las periodistas/escritoras más reputadas del panorama intelectual francés. Este trabajo riguroso y exhaustivo cuenta con todo detalle y precisión la vida de la gran escritora.


NUESTRO FAVORITO ABSOLUTO

La lluvia de verano (1990). Una familia de inmigrantes. El padre viene de Italia, la madre del Cáucaso tal vez, los hijos nacieron todos en Vitry, un suburbio de Paris. Los padres les miran vivir, con pavor y amor. Está Ernesto quien ya no quiere ir al colegio «porque nos enseñan cosas que yo no sé», Jeanne, la hermana a la que ama con locura y ambigüedad, los brothers y las sisters. A su alrededor, la sociedad y todo lo que la mantiene en pie: Dios, la educación, la familia, la cultura... otros tantos principios y certidumbres que aquel niño y su familia hacen trizas con alegría, e irrefrenable violencia. 


Moderato cantabile (1958). Una mujer y su hijo salen de la clase de música de este y al lado, en un café, un hombre ha matado a su pareja. La mujer se interesa por el caso y comienza a visitar regularmente el café en busca de una explicación, de algo que dé sentido a esa muerte y a su propia vida. Un hombre la guiará en esa búsqueda. Una narración hipnótica, cíclica y donde puede verse a la mejor Duras, narración en estado puro.  ­­

Artículo escrito por Alexandra Templier y Pedro Garrido.

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