A lo largo de la vida (qué magnánimo suena esto) oímos hablar de libros y escritores: «¿Has oído hablar del libro X?», preguntan. «¡Ah, sí, me suena!», contestamos. «¿Has leído al autor Y?», pregunta algún otro. «No, pero es el que escribió el libro X», contestamos casi como si lo hubiésemos leído. Y un buen día, sin saber bien cómo ni por qué, varias personas, de las que nos fiamos de su criterio lector, porque siempre (o casi) nos han sugerido buenos libros, empiezan a recomendarnos un libro o escritor concreto; y claro, casi no podemos perdonarnos no haberlo leído. Este cúmulo de casualidades, o no tantas, es lo que nos llevó a leer a Ana Blandiana.
Ana Blandiana, seudónimo de Otilia Valeria Coman, nacida en Timisoara es una de esas autoras de los países del este que destacan por su escritura, y su compromiso social y político. Además, la escritora destaca también, y en su escritura se refleja, por otras circunstancias más desagradables: como hija de un preso político, se la etiquetó a los diecisiete años —edad a la que publicó en revistas sus primeros poemas— «hija de un enemigo político», lo cual le impidió publicar y estudiar durante los años que siguieron. Pero no fue esta la única prohibición que iba a tener a lo largo de su vida, incluso se prohibió la mención de su nombre en textos de crítica literaria.
Proyectos de pasado, publicado en 1982 e inicialmente censurado, es el segundo libro de relatos de la autora (anteriormente publicó varios libros de poemas), un libro con tintes biográficos compuesto por once relatos, en donde cada uno de ellos es como un recuerdo alojado en la memoria y transcrito sobre un papel a modo de confesión en un diario (de ahí el nombre del libro). Todos los relatos tienen un inicio plausible, en el que cualquiera de nosotros podemos sentirnos identificados para llegar a una conclusión menos realista; y en este punto, tal vez, el de los finales, sea el punto flaco del libro. Los relatos destacan por la lucha que existe en ellos entre lo que es auténtico y lo que es falso, en el primero de ellos, «Una herida esquemática», el narrador, que ya de por sí nos sorprenderá su identidad, escucha cómo algunos que lo rodean hablan entre ellos de él, dudando de si es real o de plástico.
Blandiana no pretende crear atmósferas o personajes, sino que otorga una visión a lo ya existente. Una de esas visiones, como es obvio debido a los sucesos sufridos, lleva a los relatos a ser una crónica social y política del mundo en el que vive la escritora, así «En el campo» (para nosotros, uno de los mejores relatos del libro), nos muestra las desgracias de los campesinos desposeídos de sus tierras. Esta mirada política y crítica, debe ser un punto a tener en cuenta cuando afrontamos la lectura del libro, hemos de intentar olvidar ese trasfondo político para dejarnos embaucar por la escritura lírica y pulcra de su realismo fantástico, para, si nos interesa, en una segunda lectura indagar en ese mundo totalitario desde el que Ana Blandiana escribió este libro, sin duda mágico.
Se habla de que Ana Blandiana algún día puede ser una opción real para ganar el Premio Nobel; aunque, la verdad, más allá de premios, nos quedamos con haber conocido a una autora que merece mucho la pena ser leída, y que, una vez más, aquellos que nos recomiendan autores y libros han vuelto a acertar, ¡maldita sea, nuevamente tenemos que darles la razón!
Título: Proyectos de pasado
Autor: Ana Blandiana
Traducción: Viorica Patea y Fernando Sánchez Miret
Editorial: Periférica
Editorial: Periférica
Páginas: 368
Precio: 20 eur (rústica)
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