Dice la introducción de La vida de las paredes, de Sara Morante, conocida y magnífica ilustradora, que cuenta una leyenda que en la calle Argumosa se levantaba un edificio custodiado por cuatro gárgolas, cada una de ellas en una esquina del tejado, con cuerpo de gato, rabo de demonio y cabeza de mono. Este edificio fue demolido y, al parecer, lo único que quedaron de este viejo edificio fueron las gárgolas, que custodian un nuevo edificio, y la historia que nos narra Sara sobre sus habitantes.
Tras la introducción, Sara nos presenta a los inquilinos que ocupan el edificio: una propietaria con una ambigua pasión por la música; una familia, los López, con alguna historia familiar/amorosa de la pareja; un paragüero con una mirada especial; una bordadora que no da puntada sin hilo; una Musa que espera a su artista; un piso vacío; unos porteros que viven con la losa de una pérdida; y unas gárgolas que, según el portero, tienen instintos asesinos.
Posteriormente Sara nos cuenta, quizás no de una forma fría pero sí sin afán de opinar, de una manera descriptiva, nostálgica y embaucadora, la vida y las miserias que se esconden detrás de las paredes de cada uno de los lugares que forman parte del edificio; como si tuviésemos el privilegio de mirar a través de una mirilla el interior de las viviendas, y esto, es lo que principalmente nos atrapa del texto, porque, reconozcámoslo, el vouyerismo no solo es cosa de algún que otro vecino que forma parte del entramado de la novela, también es algo que forma parte de nosotros como lectores. Pero no solo se narra lo que sucede de puertas para adentro, también los secretos que se esconden en algunas fotografías colgadas de las paredes, o qué le pasa a la mujer de la vidriera, o qué hacen las gárgolas que custodian el edificio cuando nadie las ve. Todo ello para llevarnos, como bien apunta la autora, a «Un final», porque el libro nos presenta uno, pero puede haber tantos como miradas lectoras.
Por encima de todo, hemos procurado valorar el libro por el texto literario, por ser el debut en la novela de la autora, pero qué duda cabe que las ilustraciones, que también son de Sara Morante, son el otro gran atractivo del libro. Las ilustraciones añaden un gran valor, no solo por su belleza, sino porque las imágenes ayudan a visualizar algunas de las escenas que la autora nos narra. De hecho, como ejemplo, la imagen de la cubierta —un ojo que observa a través de un agujero hecho en la pared— describe de manera inmejorable el contenido del libro.
Así que, ya sabéis, ¡ssshhh!, no habléis alto porque las paredes oyen, pero si queréis saber qué historias se escondían detrás de las paredes del edificio de la calle Argumosa, entrad sin llamar en el libro de Sara Morante: solo tenéis que observar.
Título: La vida de las paredes
Autor: Sara Morante
Editorial: Lumen
Páginas: 160
Precio: 21,90 eur (cartoné con sobrecubierta)
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