La crítica está de capa caída, o eso dicen. Pero no estamos del todo de acuerdo. En Internet, si se busca bien, se puede encontrar la mejor crítica literaria que se hace hoy día. La ventaja de los blogs es que normalmente sus autores no se deben a nadie y se dedican a esto por diversión, por lo que son más libres de decir lo que les venga en gana sobre un libro. Y ya sabemos todos que la libertad es una premisa básica para una buena crítica.
En nuestra andadura virtual nos hemos encontrado con algunos blogueros muy interesantes y por eso hemos querido que este mes fuesen algunos de ellos los que se ocupasen de nuestras recomendaciones mensuales de libros. Ni que decir tiene que os aconsejamos que os deis un paseo por sus blogs porque aprenderéis mucho. Y, mientras, tanto, dejaos aconsejar por ellos con estas recomendaciones que nos han enviado.
El blog de Martín Cristal es uno de los blogs más cuidados y profesionales que se pueden encontrar, no solo en Argentina, sino en Internet. Su autor no solo es bloguero, también es autor de libros y artículos que os invitamos a leer también (http://www16.brinkster.com/martincristal/).
Felices los felices, de Yasmina Reza. Traducción de Javier Albiñana (Anagrama, 2014).
El sentido interrogativo, de Padgett Powell. Traducción de Albert Fuentes (Alpha Decay, 2012).
Construido a partir de puras preguntas, se permite dudar incluso de su propia condición de novela.
La comemadre, de Roque Larraquy (Entropía, 2010).
Publicado también en España por la editorial Turner.
Qué podemos decir de este blog. Todo lo que digamos será poco, pero aunque solo sea esto, diremos que hay pocos blogs en los que su autor tenga un conocimiento tan amplio sobre libros. Os recomendamos desde aquí seguirlo si queréis conocer una literatura que como lectores muchas veces se nos escapa y que este blog nos muestra.
La luz difícil, de Tomás González (Alfaguara, 2012).
¿Existe mayor acto de generosidad que acompañar a un ser amado
hasta la muerte? ¿Entender que cualquier reclamo egoísta debe quedar de lado y
es más, acceder a no estar presente en ese momento? Probablemente nadie en
Latinoamérica maneje como él las palabras y los silencios. Así es Tomás
González. Lo justo, lo preciso, lo perfecto.
Personajes desesperados, de Paula Fox. Traducción de Rosa Pérez Pérez (El Aleph, 2012).
Personajes
desesperados es un baile de egos con diálogos brillantes, intercambio de
ideas y silencios que, no por comunes, resultan en estas páginas menos
originales. La maestría de Fox puso de acuerdo a dos hombres que nacieron para
rivalizar y admirarse. Foster Wallace y Franzen se describieron hasta la
saciedad como admiradores y herederos de Personajes
desesperados.
Knockemstiff, de Donald Ray Pollock. Traducción de Javier Calvo (Libros del Silencio,
2011).
A Ray Pollock
se le puede acusar de muchas cosas pero, ante todo y sobre todo, de incitar al
sadomasoquismo. Y es que uno termina Knockemstiff y
quiere más. Más suciedad, más horror, más violencia, más desorientación en esa
maldita hondonada sin brújula ni calendario. En ese pedazo de infierno sobre la
tierra que no merece ni una cruz en un mapa de carretera. Pero hoy, a
Knockemstiff se le debe un monumento con luces y mármoles varios gracias a su
más insigne ciudadano.
Eric Gras
A esta/e bloguera/o, que quiere permanecer en el anonimato la/lo conocimos gracias a A Cubierta Libros. Esta es otra de esas alegrías que traen los blogs, conocer a personas con tus mismas inquietudes. Desde el primer momento atrajo nuestra atención por escritores a los que sigue y por las reseñas tan bien estructuradas que realiza.
Lejos de ellos, de Laurent Mauvignier. Traducción de Javier Bassas (Cabaret Voltaire, 2014).
Una novela que te noquea, te destroza. Mauvignier habla de la familia, de su complejidad y de sus infortunios. Un padre, una madre, un hijo. Unos tíos, una prima. Todos le hablan al lector, pero callan entre ellos. Existe un mutismo que resulta irremediable, incluso en los momentos de tragedia. Esta es la crónica de una muerte, o mejor, la constatación de una muerte: la de la vida en familia.
La sombra inmóvil, de Antonio López Ortega (Pre-Textos, 2014).
Voz admirable la del escritor venezolano, que ofrece aquí una serie de relatos muy íntimos –14, en total–que destilan elegancia e inteligencia. Son escenas complejas todas ellas, trágicas en muchos casos. Sobrevuela un cierto halo de inquietud y desasosiego, pero nada es artificial, no puede serlo, pues habla de la soledad y de la ausencia, de la pérdida. López Ortega radiografía con sutileza el testimonio de una nación, la suya, y para ello se sirve de una perspectiva extraordinaria, detallista, que despierta los sentidos del lector.
Le ParK, de Bruce Bégout. Traducción de Rubén Martín Giráldez (Siberia, 2014).
Todo resulta atípico en esta novela. Su concepción, su arquitectura, sus personajes… Es un despropósito con un propósito muy marcado: el control. Nuestras vidas, queramos o no reconocerlo, están subyugadas a un control total y absoluto. Vivimos en una burbuja que cada vez nos oprime más, somos meras marionetas al servicio de la ignorancia. Bégout lanza una mirada furtiva y nos avisa del dominio de ese mundo virtual perfectamente diseñado sobre nosotros.
Lejos de ellos, de Laurent Mauvignier. Traducción de Javier Bassas (Cabaret Voltaire, 2014).
Una novela que te noquea, te destroza. Mauvignier habla de la familia, de su complejidad y de sus infortunios. Un padre, una madre, un hijo. Unos tíos, una prima. Todos le hablan al lector, pero callan entre ellos. Existe un mutismo que resulta irremediable, incluso en los momentos de tragedia. Esta es la crónica de una muerte, o mejor, la constatación de una muerte: la de la vida en familia.
La sombra inmóvil, de Antonio López Ortega (Pre-Textos, 2014).
Voz admirable la del escritor venezolano, que ofrece aquí una serie de relatos muy íntimos –14, en total–que destilan elegancia e inteligencia. Son escenas complejas todas ellas, trágicas en muchos casos. Sobrevuela un cierto halo de inquietud y desasosiego, pero nada es artificial, no puede serlo, pues habla de la soledad y de la ausencia, de la pérdida. López Ortega radiografía con sutileza el testimonio de una nación, la suya, y para ello se sirve de una perspectiva extraordinaria, detallista, que despierta los sentidos del lector.
Le ParK, de Bruce Bégout. Traducción de Rubén Martín Giráldez (Siberia, 2014).
Todo resulta atípico en esta novela. Su concepción, su arquitectura, sus personajes… Es un despropósito con un propósito muy marcado: el control. Nuestras vidas, queramos o no reconocerlo, están subyugadas a un control total y absoluto. Vivimos en una burbuja que cada vez nos oprime más, somos meras marionetas al servicio de la ignorancia. Bégout lanza una mirada furtiva y nos avisa del dominio de ese mundo virtual perfectamente diseñado sobre nosotros.
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