lunes, 5 de enero de 2015

El diablo en el cuerpo, de Raymond Radiguet: la modernidad disfrazada de clasicismo

Tenemos, en primer lugar, a los clásicos conocidos donde entran, desde La Divina Comedia y Hamlet, hasta el Ulises, esos libros que, aunque pocos los hayan leído, la mayoría los conoce (incluso los no lectores). Y luego están esos otros clásicos subterráneos que solo se descubren cuando uno escarba un poco, cuando le pone ganas al asunto. Son esos otros, los clásicos de segunda fila, los que con frecuencia nos deparan más alegrías, pues no solemos albergar grandes expectativas acerca de su calidad y su transgresión, por lo que el impacto que producen sobre nosotros es mayor, como, pongámonos cursis, suele serlo un amor inesperado. El diablo en el cuerpo, de Raymond Radiguet, podría calificarse como uno de esos clásicos de segunda fila a los que habría que hincar el diente alguna vez.
 
En su afán por rescatar clásicos a partir de buenas traducciones, la editorial Alianza ha recuperado esta obra del que fuera denominado el nuevo Rimbaud, motivado más por su precocidad que por una similitud manifiesta entre sus obras. Radiguet publicó El diablo en el cuerpo con tan solo diecinueve años, en 1920, y no tuvo demasiado tiempo para disfrutar de su éxito, ya que a los veinte años murió de fiebres tifoideas, lo que seguramente contribuyó a su fama y al aura de gran escritor del que goza actualmente. Sin embargo, algo debieron de ver en él muchos de los pesos pesados de la literatura y el arte que se movían por aquel entonces por París, ya que fue algo así como un ahijado para Jean Cocteau y se relacionó con Max Jacob, Picasso o Juan Gris.  

El diablo en el cuerpo narra la historia de un joven de quince años ―el propio Radiguet― que mantiene una relación adúltera con una mujer de diecinueve años, Marthe, cuyo marido está en la guerra. Véase que incido en la diferenciación entre «joven» y «mujer», que hoy no sería tan real, pero a la que por entonces se le prestaba mucha atención. Los amantes viven su relación con naturalidad y sin discreción, y es que el amor puede ser de todo menos discreto. Eso hace que su romance sea conocido por casi todas las personas de su entorno, que lo censurarán de puertas adentro, pero que nunca llegarán a hacerlo público, por miedo al que dirán. La trama, como no puede ser de otro modo, tiene un final trágico que es de esperar, quizá poco trabajado, pero que no por ello le resta valor al libro.

Lo más interesante de la obra es su carácter polémico, haber tenido la osadía solo las obras escritas con valentía suelen ser las que quedan en la memoria de haber mostrado una relación adúltera, nada menos que en contra de un soldado, quien suele ser considerado por la sociedad como una figura heroica. Aprovecharse de la ausencia, durante el combate, del marido militar para seducir a su esposa, se veía como algo mezquino y rastrero, como si la mujer no tuviese nada que decir en todo aquello. Ese aspecto de la novela fue el que causó el escándalo, pero también el que se ganó muchos elogios, ya que en cierta forma lo que denuncia es el abandono en el que quedan las mujeres y los niños durante la guerra.

Raymond Radiguet retratado por Cocteau, Modigliani y Picasso.
La novela también destaca por su modernidad disfrazada de clasicismo. Si bien la prosa es sencilla y sin apenas adornos, y más cerca de las obras clásicas de siglos anteriores que de la prosa del siglo xx, incluye algunas características que la definen como claramente moderna, como son la narración en primera persona y, sobre todo, la transgresión en el plano social: el protagonista se atreve a mentir a la familia, a no mostrar discreción cuando está con Marthe, a transgredir los convencionalismos sociales, en suma. No en vano se trata de un autor que, cuando escribió la obra, era aún un adolescente y cuyas vivencias, porque a nadie se le escapa que la trama tiene mucho de experiencia personal, fueron experimentadas durante esos años locos en los que las hormonas rigen casi cualquier conducta. Por eso el narrador es cruel, sus sentimientos mudan alternativamente entre la insensibilidad y el amor desbocado, entre los celos y la desidia. Se mezclan en él rasgos de madurez desmesurada con la inocencia propia de alguien de su edad.

Pero seamos justos y no nos dejemos llevar por la fama de la obra. La obra, a nivel literario, es sencilla, sin grandes alardes, y tampoco debe considerarse una obra maestra, aunque la precocidad de Radiguet para escribirla asombre. Lo interesante es que nos muestra un buen reflejo de cómo era la sociedad en la segunda década del siglo xx a través de una historia de amor trágica y es, desde luego, el tema de la obra lo que la hace universal, no ya solo por esa relación con la esposa del militar, sino por la relación adúltera en sí, y todo lo que esta conlleva. Es esto lo que la hace una obra imperecedera.  



Título: El diablo en el cuerpo
Autor: Raymond Radiguet
Traductor: Vicente Molina Foix
Editorial: Alianza
Páginas: 176
Precio: 15,20 eur (rústica)

      

1 comentario:

  1. Coincido en la valoración de la obra, yo destacaría el sentido del humor e ironía que uno percibe en su lectura.

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