Esta vez sí vamos a ser originales, nos hemos dicho, y por eso hemos decidido escribir un post para recomendar los diez libros que más nos han gustado de los que hemos leído este año, algo que seguro no se le ha ocurrido hacer a nadie antes en el mundo de los blogs. Así somos nosotros, innovadores por naturaleza.
Como dentro de cada uno de nosotros hay un lector distinto, por mucho que compartamos la mayoría de los gustos en lo que a literatura se refiere, hemos decidido que cada uno de nosotros, Pedro y Agustín, proponga cinco libros. Para complementar la recomendación os hemos dejado un enlace, bien a la reseña que escribimos o bien a una entrevista con el autor.
Como dentro de cada uno de nosotros hay un lector distinto, por mucho que compartamos la mayoría de los gustos en lo que a literatura se refiere, hemos decidido que cada uno de nosotros, Pedro y Agustín, proponga cinco libros. Para complementar la recomendación os hemos dejado un enlace, bien a la reseña que escribimos o bien a una entrevista con el autor.
Las recomendaciones de Agustín
He seleccionado exclusivamente libros publicados en 2014, ¿por qué? Porque he considerado que hay suficientes libros buenos publicados durante este año como para poder seleccionar cinco. Por supuesto, no quiere decir que los libros recomendados sean los mejores; si fuese tan pretencioso el siguiente paso sería el de intentar salvar el mundo, pero sí creo que son libros que destacan porque intentan aportar algo. Así que, sin más preámbulos, aquí os dejo con lo que importa, los libros:
Técnicas de iluminación, de Eloy Tizón (Páginas de Espuma). A pesar de no ser un libro del 2014, tenemos que incluirlo como novedad de este año; primero porque lo leímos este año, y segundo, porque todavía a día de hoy el libro continúa estando en las mesas de novedades. Unos, que intentan escribir algo, no saben muy bien qué hacer con tantas variantes a la hora de juntar letras, pero entonces llega a sus manos el libro Técnicas de iluminación y al concluirlo dicen: «¡Ah, esto es lo que se puede (y se debe) hacer con el lenguaje!», porque, claro está, lo que hace Eloy Tizón en este libro no es unir letras al azar, lo que hace es precisar cada palabra para regalarnos diez relatos llenos de lirismo, belleza y humor. Después de leerlo, uno entiende por qué este libro continúa ocupando un espacio en las mesas de novedades y forma parte de tantas listas de recomendaciones.
El centro del mundo, de Angélica Liddell (La Uña Rota). «"¡Ah de la vida!"… ¿Nadie me responde?», que diría Quevedo. Algo así será lo que sienten muchos de los que escriben teatro, ese género olvidado tantas veces. Y ese es el problema, que como lo obviamos, en muchas ocasiones nos perdemos grandes historias. Y El centro del mundo es uno de esos libros que estuvimos a punto de perdernos. ¡Locos, locos, locos, que somos unos locos! Eso es el libro, una bella locura que te hace pensar si merece la pena estar cuerdo.
Ilustraciones al Libro de Job, de William Blake (La Felguera). Bajo el título Ilustraciones al Libro de Job, La Felguera ha publicado el que fuera el último trabajo que completó Blake, un libro con las veintiuna láminas que ilustran el bíblico Libro de Job del Antiguo Testamento junto con los textos que Blake incluyó en los grabados. La Felguera ha vuelto a conseguirlo, un libro que no solo tiene valor por su contenido, sino también como objeto del que se disfruta tan solo mirándolo. Paramí, este es uno de los mejores libros publicados por La Felguera.
Alfabeto, de Inger Christensen (Sexto Piso). ¿Por qué este libro? Primeramente por dos motivos: porque Inger Christensen es una de las mejores poetas nórdicas y porque es mi homenaje a quien tuvo que ser premio Nobel de Literatura y no lo fue. Alfabeto es uno de los libros fundamentales de poesía del siglo XX que Sexto Piso ha publicado en edición bilingüe con la traducción Francisco J. Uriz. Y lo más interesante, la estructura de libro sigue dos reglas: cada poema comienza con la letra del alfabeto correspondiente, es decir, en el poema uno la letra a, en el dos la b,…, hasta llegar a la k del poema once; y por otro lado, los versos van creciendo siguiendo la sucesión de Fibonacci. Se pueden decir más cosas del libro, pero después de lo dicho, ¿hace falta decir algo más para que esté en esta lista?
Mi romance, de Gordon Lish (Periférica). ¿Qué pensarían de un tipo que se sube al estrado en un congreso sobre literatura, dice que no va a hablar de libros y comienza a revelarles sus aventuras con el alcohol y sus problemas de psoriasis? ¿Qué pensarían de ese tipo si les dice que va a contarles una novela, una novela light, que acaba de improvisar mientras esperaba a que todo diese comienzo, o en el transporte (que no lo recuerda). Una novela (light, dice) cuyas partes son «El reloj», «El aceite», «El Crosley» y «La sala», y con el título de Mi romance? ¿Qué pensarían de ese tipo que les habla del reloj de su padre, de cómo lo consiguió, de cuál fue la relación con él y su disposición a vendérselo al mejor postor una vez concluya el discurso? ¿De un tipo que les habla del aceite mineral Rite-Aid que utiliza para tomar sus baños de sol, y de su ropa tan holgada; de una nevera Crosley que había en casa de uno de sus tíos que se moría de cáncer, asistido por una enfermera mucho más alta que toda su familia; que les habla de una oficina desde la que una empleada le veía tomar el sol? ¿Qué pensarían de un tipo así si no se llamase Gordon Lish, editor de Esquire o Alfred A. Knopf y autor de libros como Perú? Pues no lo piensen, léanlo.
Las recomendaciones de Pedro
Me permitiré recomendar cuatro novedades y dos libros más antiguos, ya que mis lecturas dispersas tienden más al pasado que al presente. El orden de los libros no tiene nada que ver con un afán clasificatorio:
Ánima, de Wajdi Mouawad (Destino). Un gran libro de un autor de teatro que crea un texto en el que cada capítulo está narrado por un animal diferente, si bien esa no es la gran virtud del texto. Aunque este presenta algunos pequeños fallos, debidos precisamente a ese punto de vista elegido, pero tanto la persecución sin descanso del asesino de la mujer del protagonista y, sobre todo, el relato brutal de la masacre de Sabra y Chatila de 1982 con el que concluye la obra compensan cualquiera de esos fallos. Por otro lado, el tono de la novela y su acción, muy bien dosificada, hacen de este uno de los mejores libros que se han publicado este año.
Monasterio y El boxeador polaco, de Eduardo Halfon (Libros del Asteroide y Editorial Pre-Textos). He leído por primera vez a Halfon este año y sé que tengo ya autor para rato. Si aún no me he hecho con el resto de sus libros es para tratar de dilatar esa espera e incrementar las expectativas, que sé que no se verán defraudadas. Definen sus libros una voz muy personal, un estilo sencillo y directo y una carga autobiográfica que planea sobre todo lo que nos cuenta, siempre en primera persona. Un gran descubrimiento, sin duda.
La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vázquez (Cátedra). Es una pena que nadie recuerde ya a Ángel Vázquez, a quien Félix Romeo intentó una y otra vez sacar del ostracismo. Este libro es, para mí, uno de los mejores de la literatura española del siglo XX, y lo digo sin ningún rubor. Y lo es por el magnífico retrato de Tánger que nos llega a través de la voz de Juanita Narboni, un monólogo interior que hipnotiza durante trescientas páginas, en una fiesta de la lengua que sorprende que nunca se ponga de ejemplo en las clases de literatura. En mi opinión, una maravilla que debería estar siempre vigente.
Reseña de La vida perra de Juanita Narboni
Reseña de La vida perra de Juanita Narboni
La comemadre, de Roque Larraquy (Turner). Una de las últimas lecturas que más me ha sorprendido y quizá por eso la incluyo. Un escritor argentino que sabe lo que se hace, para el que el humor es importante (¡viva!) y que nos regala una reflexión sobre la ética en la ciencia y las artes y la búsqueda de la trascendencia a partir de esas disciplinas. Nos encontramos con unos científicos que se dedican a cortar cabezas para estudiar si estas mantienen durante nueve segundos después la conciencia y con un artista que es capaz de cortarse un dedo para ayudar al éxito (y la polémica) de su obra. Domina los diálogos de forma magistral y sabe ser irónico, cruel y escéptico, todo ello sin que la narración pierda en un solo momento el interés.
Reseña de La comemadre
Inquieto, de Kenneth Goldsmith (La Uña Rota). Es un experimento literario de altos vuelos, de un poeta que siempre le busca las costuras a la literatura. En este caso, se propuso describir todos los movimientos de su cuerpo durante un día entero. La obra comienza con una descripción minuciosa y aséptica de cada movimiento que su cuerpo realiza, una suerte de disección de la conciencia a través del movimiento. Sin embargo, el experimento le sobrepasa, y lo que inicialmente iba a ser una disección del movimiento se convierte en una exhibición del lenguaje y de su plasticidad que deviene en locura literaria de las que no se olvidan, un experimento perequiano de pura cepa. Sin duda, uno de los títulos más interesantes del año.
Reseña de Inquieto
Reseña de Inquieto
Me dejo otros, claro, porque las listas son excluyentes por naturaleza. Pero no me resisto a citarlos: El cordero carnívoro, de Gómez-Arcos (Cabaret Voltaire), Mansa chatarra, de Ferrer Lerín (Jekyll & Jill), Pastoralia, de George Saunders (Alfabia) o Buffalo Bill Romance, de Carlos Pérez (Media Vaca). Otros dos que seguro entrarían en la lista pero aún no están terminados son Los reconocimientos, de Gaddis (Sexto Piso) y Al límite, de Pynchon (Tusquets). Los dejamos para el año que viene.
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