jueves, 12 de junio de 2014

Entrevista: Teodoro Sacristán, director de la Feria del Libro de Madrid

Estamos en nuestra salsa: en el Retiro de Madrid, rodeados de libros, de miles de libros que nos llaman, a medida que avanzamos entre las casetas, con sus vocecitas insinuantes: «llévame contigo, ponme en tu estantería…», pero nos hacemos los fuertes (después caeremos, y lo sabemos) y nos dirigimos a las oficinas de la Feria del Libro. Allí nos espera su director, Teodoro Sacristán, que nos dedica casi una hora de su ajetreada jornada para responder a algunas de nuestras preguntas. Desde aquí agradecemos su disposición y su amabilidad con nosotros. Y esto que tenéis aquí es lo que dio de sí la entrevista:

P: Suponemos que la mayoría de la gente sabe qué es la Feria del Libro de Madrid, pero quizás no todo el mundo sepa que está organizada por el Gremio de Libreros de Madrid en colaboración con el Gremio de Editores y de Distribuidores. Aun a riesgo de ser esta una pregunta un tanto básica, ¿nos puede decir en pocas palabras qué es la Feria del Libro de Madrid y cuáles son sus objetivos? 
R: La Feria del Libro nace en 1933 y fue un trabajo de fin de curso que hicieron en la escuela de libreros. Se pensó en hacer una feria del libro en el Paseo de Recoletos, donde estuvo ubicada durante bastantes años. En aquel momento había una preocupación por la educación y la cultura muy potente por parte del gobierno, y nació con mucho apoyo del gobierno. De hecho, Azaña clausuró la feria y el ministro de Instrucción Pública también andaba por allí. Nació como la Feria Nacional del Libro, como un impulso del sector. Al cabo de los 81 años que han transcurrido desde entonces, seguimos persiguiendo ese mismo objetivo por el tamaño que tiene la feria, por el espacio que ocupamos en el Retiro y por el formato. Es el único  escaparate que tiene el sector español de exhibirse durante el año. El Líber no puede porque es más pequeño y tiene otras funciones, ya que está más orientado a la venta a profesionales y la venta de derechos. Siempre hemos perseguido la potenciación del libro español. Siempre en español porque esto también es un escaparte para Latinoamérica, y también para hacer el camino de vuelta. Por eso hemos dedicado la Feria a los países nórdicos, a Alemania, a Italia, y ese intercambio ha sido un beneficio increíble. Por ejemplo, hace una semana hemos tenido una reunión con representantes de los países nórdicos a petición de ellos porque la Feria supuso una proyección notable de sus países y la edición de traducciones de su literatura creció de forma exponencial desde entonces ahora. Ese impulso lo quieren aprovechar para trasladarlo a Latinoamérica. Tienen muy buen recuerdo de cómo funcionó aquello y quieren llevar ahora libros de autores nórdicos allí.

P: ¿Cómo está yendo la Feria?
R: Ahora mismo, sin ningún dato, te dicen que al menos están como el año pasado, por lo menos en una mayor parte de los casos. Pero claro, hay 508 expositores y siempre hay alguno, muchas veces amigo además, que te dice «has dicho que va bien y a mí me va mal» Hay casos de todo tipo. Evidentemente estamos en un momento muy frágil del sector. Por ejemplo, Jorge Herralde me comentaba el otro día que estaban en un 30 % de caída de ventas, y eran datos de Nielssen, o sea que eran objetivos. De hecho, la Feria es una isla en el sector. Funciona y ayuda en muchos casos a llegar a septiembre. Para el editor mediano y pequeño hay más cosas. Ellos al venir aquí pueden saltarse al distribuidor y al librero y vender directamente, y muchos lo hacen muy bien. Por ejemplo, el grupo Contexto, que siguen teniendo una proyección muy al alza porque hay una implicación muy profunda de los editores aquí para dar a conocer sus libros a los lectores, algo que también hacen muy bien otros como Vallcorba de Acantilado u Ofelia Grande de Siruela. Y esto es posible solo en la Feria, porque por ejemplo en el Líber estás hablando con otros profesionales como tú, pero no con los lectores.

P: ¿Por qué «deletrear el mundo»? ¿Y cómo se elige el lema de cada año?
R: Deletrear el mundo es un complemento del lema del año pasado («El libro es la respuesta»), centrándonos en el libro. La apuesta de la Feria por el fomento de la lectura siempre ha sido muy potente. El pabellón infantil siempre ha sido una iniciativa hecha desde la organización y ahora también con el apoyo del Ministerio de Educación y de la Dirección General del Libro. Pensamos que la lectura nos debería ayudar a hacernos más fácil la vida o al menos a entenderla mejor, y por eso viene lo de retomar el minuto de la Feria, donde vienen escritores, periodistas o, por ejemplo, hoy un científico, el director del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, y explican cómo les ayudó la lectura, cómo llegaron a esa afición y hacia dónde te lleva. Y, ¿cómo llegamos al lema? Pues de la forma más rara posible. Siempre hay gente como Fernando, el adjunto de la Feria, o Lola Ferreira, a los que de repente se les ocurre una idea, y a partir de ahí la desarrollamos. No hay detrás una agencia publicitaria ni nada que se le parezca. Nosotros nos ocupamos de todo eso.

P: ¿Cuándo comienza a organizarse la Feria del año siguiente?
R: Tenemos una estructura muy pequeña, por lo que tenemos que empezar muy pronto. Nuestro problema es que no somos feria institucional y por tanto tenemos que buscarnos el dinero. Y unos te dicen que sí, otros que no, y estamos siempre en eso. Por ejemplo, a 15 de abril este año todavía estábamos pendientes del dinero. No es fácil. En septiembre ya empezamos a hablar con gente.

P: Durante la crisis económica, ¿han contado con menos apoyo de instituciones, patrocinadores, fundaciones o colaboradores?
R: Sí, lo hemos tenido más difícil estos años. El problema es que nosotros no tenemos exclusividad, en el sentido de poder firmar con una empresa o con una fundación durante cinco años, por ejemplo. Por eso hay que trabajarlo de año en año. A veces parece que todo está bien y que el director o el gerente de una empresa están de acuerdo en aportar algo a la Feria y a última hora se echan atrás, porque no dejan de ser variantes de negocio que son imprevisibles para nosotros. Hemos tenido varios años a Mapfre y ahora no está, pero ellos han significado mucho para nosotros. Ahora Samsung lleva dos años ayudándonos, La Casa de la Moneda este año… Es el juego de buscar cada año nuevas ayudas y tratar de mantenerlas en el tiempo.

P: El mundo del libro ha sido víctima de dos crisis al mismo tiempo: la crisis económica y posiblemente la provocada por el libro digital, ¿qué opinión tiene de esto?
R: La crisis es evidente. El libro es una compra de impulso, en el sentido de que puedes entrar a una librería buscando un libro y salir con dos o tres. Pero también es cierto que se sufre ahora mucho la cuestión digital, lo que se llama pirateo de forma romántica, que no es más que un robo. Si desde las administraciones no se crean leyes que protejan al sector, es claro que irá a peor. Hemos leído hace poco que en la estación de metro de Sol Vodafone puedes descargar libros gratis a través del teléfono móvil. Son títulos legales, pero la palabra gratis ya incita a la piratería. Y seguramente además no son gratis porque seguro que tienes que ser cliente de esa compañía para descargar los libros, por lo que al final al usuario no le sale gratis.  

P: ¿Cree que ya estamos saliendo de las dos crisis, de la económica y la del libro, esa en la que se dice que estamos desde hace unos cuantos años?
R: De momento esto está difícil por el modelo en el que nos movemos y por la compra de impulso de la que hablaba. Si leo todos los días que hay dos millones de niños en exclusión social por alimentación, lo del libro estoy seguro de que no estaría entre mis primeras necesidades.

P: El año pasado no había en la Feria editoriales que publicasen solo en formato digital, ¿eso continúa siendo así este año?
R: Nosotros ponemos en el formulario de inscripción que si algún editor tiene ficheros para descargarse, que lo indique, para poder hacerle la publicidad conveniente. Pero nadie marca la casilla. Entendemos que no hace falta venir a la Feria del Libro para descargarte un fichero, ¿no? Es decir, si quieren pueden estar, pero seguramente no les interesa. 

P: ¿Qué papel cree que juegan hoy las redes sociales en el mundo del libro? ¿Cree que se les está sacando el suficiente provecho desde el mundo editorial?
R: Lo del potencial me parece difícil de calibrar, porque cada día sale algo nuevo en el mundo digital. Para la Feria, por ejemplo, las redes sociales han sido una ayuda muy importante. Llegamos a ellas hace unos tres años y funcionan muy bien. Es otro modelo diferente de la radio y la televisión que hemos usado tradicionalmente y que convive con ellos y ahora nos supone una gran ayuda.

P: Es quizá una buena forma de llegar a los jóvenes…
R: Bueno, y a los no tan jóvenes. Es verdad que los jóvenes están más implicados en las redes sociales, pero creo que hay gente que está muy activa en las redes sociales que no son ni mucho menos adolescentes.

P: ¿Qué opina de Amazon? ¿Es una amenaza para el sector del libro?
R: Los libreros han presentado un recurso, si mal no recuerdo, en marzo, contra Amazon. Y además hay que recordar que Amazon no paga impuestos aquí, sino que lo hace en Luxemburgo. Francia le ha parado los pies, Alemania le ha parado los pies y aquí ha abierto ahora una tienda de ropa... El libro, a Amazon le importa más bien poco, porque no es su producto estrella. La gente compra en Amazon cualquier cosa y, como cualquier cosa que es, también se compran libros. Yo creo que cuando llegó a España quiso romper el precio fijo, que es lo que a ellos les vale. Y mantener el precio fijo es lo que les ha descolocado bastante. Que es lo que ha pasado en Francia y en Alemania. Conozco a mucha gente que pide libros en Amazon por el modelo de rapidez en la entrega, pero yo prefiero pasear por aquí, me doy catorce paseos por las casetas, miro, remiro y me divierto. Entiendo que haya gente que con un clic tenga un libro en su casa y que eso le satisfaga, pero para mí buscar los libros en persona tiene más gracia, y como además me gusta hablar con la gente, disfruto más aún.

P: ¿Cómo ve el  futuro del mundo del libro: editoriales, autores, o librerías, sobre todo en lo que concierne al libro de papel y el libro digital?
R: Creo que lo digital y el papel van  a convivir perfectamente. Mi idea es que lo digital seguramente vaya a crecer más en la parte de educación. Ahí  es donde seguramente va a haber una implantación más fuerte y más real que en el resto. También están los partners tecnológicos apoyando esas iniciativas, algo que ha movido el ministerio y creo que también Telefónica se ha puesto en marcha con ello, por eso creo que ahí sí que puede haber un cambio. Y en otro tipo de libros, creo que convivirán. Como en el ejemplo de la radio y la televisión. Hoy por hoy de hecho la televisión ha caído entre los jóvenes y están más en las redes sociales y se mueven más a través del ordenador. Y la radio sigue aún funcionando muy bien. Entiendo que te descargues tres o cuatro libros y te los lleves de vacaciones. Eso puede ser útil. Yo lo he tenido entre las manos, lo he intentado leer, pero me falta un poco el tacto, y seguro que es una tontería, pero es que he editado libros durante muchos años, he ido a imprentas y me gustaba hacer el arranque de máquinas y esas cosas que tenían tanto encanto. Quizá se trata de una cuestión romántica, aunque creo que no, pero la cuestión es que me gusta tocar los libros. Además reconozco que soy amontonador de cosas y una de las cosas que hago es amontonar libros. Me encanta ir a comprarlos y, claro, leerlos. Pero incluso aunque no los lea me da lo mismo, porque los tengo, porque los libros se pueden tener por muchas circunstancias, y lo de tener libros aunque no los hayas leído ni los vayas a leer es muy normal. 

P: Este año se conmemoran los cien años de la I Guerra Mundial. ¿Cree que los libros pueden ayudar a evitar las guerras?
R: Creo que los libros ayudan a entender cómo se producen o por qué no llegan a producirse, pero tanto como evitarlas… No soy tan incrédulo. Pero sí pueden ayudar a entenderlas. Por ejemplo, quién iba a pensar que la guerra de los Balcanes iba a estallar cuando lo hizo, con la situación que había en Europa por entonces. Lo que creo es que pueden ayudar a dar ideas para que no sucedan, pero no evitarlas.

P: Ya que solo queda un fin de semana por delante de Feria, ¿por qué alguien debería visitarla? Si es que hay alguien que aún no haya venido…
R: En eso que decís al final hay algo muy cierto. La Feria lleva unos años en que está muy arraigada en Madrid y por eso se da mucho el «paseo de la Feria», es decir, «no vamos a comprar un libro, pero vamos a la Feria». El fin de semana último suele ser siempre el más flojo, pero la gente que venga va a encontrar las mismas posibilidades de asistir a las actividades que se realizan por aquí y, sobre todo, los libros, que son lo principal de la Feria y a lo que queremos dar más protagonismo; que la gente vea los libros, que los compre. Y además están las actividades para los más pequeños, que se hacen junto a los padres y que nos parecen también una parte muy importante para el fomento de la lectura.

P: Hoy vivimos la filosofía del partido a partido, pero queremos intentar adelantarnos un poquito, ¿tienen ya pensado algo especial para dentro de dos años, para la 75 edición de la Feria del Libro?
R: Supongo que sí, pero yo no creo que esté. Se hará seguro, pero yo cumpliré la edad de jubilación el año que viene, por lo que no creo que esté involucrado en la organización, pero lo que sí espero es estar de visita, pasearme por aquí, mirar y remirar los libros, y llevarme unos cuantos.

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