P: Suponemos que la
mayoría de la gente sabe qué es la Feria del Libro de Madrid, pero quizás no
todo el mundo sepa que está organizada por el Gremio de Libreros de Madrid en
colaboración con el Gremio de Editores y de Distribuidores. Aun a riesgo de ser
esta una pregunta un tanto básica, ¿nos puede decir en pocas palabras qué es la
Feria del Libro de Madrid y cuáles son sus objetivos?
R: La Feria del Libro nace en 1933 y fue un trabajo de fin de curso que hicieron en la escuela de libreros. Se pensó en hacer una feria del libro en el Paseo de Recoletos, donde estuvo ubicada durante bastantes años. En aquel momento había una preocupación por la educación y la cultura muy potente por parte del gobierno, y nació con mucho apoyo del gobierno. De hecho, Azaña clausuró la feria y el ministro de Instrucción Pública también andaba por allí. Nació como la Feria Nacional del Libro, como un impulso del sector. Al cabo de los 81 años que han transcurrido desde entonces, seguimos persiguiendo ese mismo objetivo por el tamaño que tiene la feria, por el espacio que ocupamos en el Retiro y por el formato. Es el único escaparate que tiene el sector español de exhibirse durante el año. El Líber no puede porque es más pequeño y tiene otras funciones, ya que está más orientado a la venta a profesionales y la venta de derechos. Siempre hemos perseguido la potenciación del libro español. Siempre en español porque esto también es un escaparte para Latinoamérica, y también para hacer el camino de vuelta. Por eso hemos dedicado la Feria a los países nórdicos, a Alemania, a Italia, y ese intercambio ha sido un beneficio increíble. Por ejemplo, hace una semana hemos tenido una reunión con representantes de los países nórdicos a petición de ellos porque la Feria supuso una proyección notable de sus países y la edición de traducciones de su literatura creció de forma exponencial desde entonces ahora. Ese impulso lo quieren aprovechar para trasladarlo a Latinoamérica. Tienen muy buen recuerdo de cómo funcionó aquello y quieren llevar ahora libros de autores nórdicos allí.
R: La Feria del Libro nace en 1933 y fue un trabajo de fin de curso que hicieron en la escuela de libreros. Se pensó en hacer una feria del libro en el Paseo de Recoletos, donde estuvo ubicada durante bastantes años. En aquel momento había una preocupación por la educación y la cultura muy potente por parte del gobierno, y nació con mucho apoyo del gobierno. De hecho, Azaña clausuró la feria y el ministro de Instrucción Pública también andaba por allí. Nació como la Feria Nacional del Libro, como un impulso del sector. Al cabo de los 81 años que han transcurrido desde entonces, seguimos persiguiendo ese mismo objetivo por el tamaño que tiene la feria, por el espacio que ocupamos en el Retiro y por el formato. Es el único escaparate que tiene el sector español de exhibirse durante el año. El Líber no puede porque es más pequeño y tiene otras funciones, ya que está más orientado a la venta a profesionales y la venta de derechos. Siempre hemos perseguido la potenciación del libro español. Siempre en español porque esto también es un escaparte para Latinoamérica, y también para hacer el camino de vuelta. Por eso hemos dedicado la Feria a los países nórdicos, a Alemania, a Italia, y ese intercambio ha sido un beneficio increíble. Por ejemplo, hace una semana hemos tenido una reunión con representantes de los países nórdicos a petición de ellos porque la Feria supuso una proyección notable de sus países y la edición de traducciones de su literatura creció de forma exponencial desde entonces ahora. Ese impulso lo quieren aprovechar para trasladarlo a Latinoamérica. Tienen muy buen recuerdo de cómo funcionó aquello y quieren llevar ahora libros de autores nórdicos allí.
P: ¿Cómo está yendo
la Feria?
R: Ahora mismo, sin
ningún dato, te dicen que al menos están como el año pasado, por lo menos en
una mayor parte de los casos. Pero claro, hay 508 expositores y siempre hay alguno,
muchas veces amigo además, que te dice «has dicho que va bien y a mí me va mal» Hay casos de todo tipo. Evidentemente estamos en un momento muy
frágil del sector. Por ejemplo, Jorge Herralde me comentaba el otro día que
estaban en un 30 % de caída de ventas, y eran datos de Nielssen, o sea que eran
objetivos. De hecho, la Feria es una isla en el sector. Funciona y ayuda en
muchos casos a llegar a septiembre. Para el editor mediano y pequeño hay más
cosas. Ellos al venir aquí pueden saltarse al distribuidor y al librero y
vender directamente, y muchos lo hacen muy bien. Por ejemplo, el grupo Contexto, que siguen teniendo una proyección muy al alza porque hay una implicación muy
profunda de los editores aquí para dar a conocer sus libros a los lectores, algo que también hacen muy bien otros como Vallcorba de Acantilado u Ofelia Grande de Siruela.
Y esto es posible solo en la Feria, porque por ejemplo en el Líber estás
hablando con otros profesionales como tú, pero no con los lectores.
P: ¿Por qué «deletrear
el mundo»? ¿Y cómo se elige el lema de cada año?
R: Deletrear el mundo
es un complemento del lema del año pasado («El libro es la respuesta»), centrándonos
en el libro. La apuesta de la Feria por el fomento de la lectura siempre ha
sido muy potente. El pabellón infantil siempre ha sido una iniciativa hecha
desde la organización y ahora también con el apoyo del Ministerio de Educación y de la Dirección General del Libro. Pensamos que la lectura nos debería ayudar a
hacernos más fácil la vida o al menos a entenderla mejor, y por eso
viene lo de retomar el minuto de la Feria, donde vienen escritores, periodistas
o, por ejemplo, hoy un científico, el director del Museo de Ciencias Naturales
de Madrid, y explican cómo les ayudó la lectura, cómo llegaron a esa afición y
hacia dónde te lleva. Y, ¿cómo llegamos al lema? Pues de la forma más rara
posible. Siempre hay gente como Fernando, el adjunto de la Feria, o Lola Ferreira,
a los que de repente se les ocurre una idea, y a partir de ahí la
desarrollamos. No hay detrás una agencia publicitaria ni nada
que se le parezca. Nosotros nos ocupamos de todo eso.
R: Tenemos una
estructura muy pequeña, por lo que tenemos que empezar muy pronto. Nuestro
problema es que no somos feria institucional y por tanto tenemos que buscarnos
el dinero. Y unos te dicen que sí, otros que no, y estamos siempre en eso. Por
ejemplo, a 15 de abril este año todavía estábamos pendientes del dinero. No es
fácil. En septiembre ya empezamos a hablar con gente.
P: Durante la crisis
económica, ¿han contado con menos apoyo de instituciones, patrocinadores,
fundaciones o colaboradores?
R: Sí, lo hemos
tenido más difícil estos años. El problema es que nosotros no tenemos exclusividad,
en el sentido de poder firmar con una empresa o con una fundación durante cinco
años, por ejemplo. Por eso hay que trabajarlo de año en año. A veces parece que
todo está bien y que el director o el gerente de una empresa están de acuerdo
en aportar algo a la Feria y a última hora se echan atrás, porque no dejan de
ser variantes de negocio que son imprevisibles para nosotros. Hemos tenido varios
años a Mapfre y ahora no está, pero ellos han significado mucho para nosotros.
Ahora Samsung lleva dos años ayudándonos, La Casa de la Moneda este año… Es el
juego de buscar cada año nuevas ayudas y tratar de mantenerlas en el tiempo.
P: El mundo del libro
ha sido víctima de dos crisis al mismo tiempo: la crisis económica y posiblemente
la provocada por el libro digital, ¿qué opinión tiene de esto?
R: La crisis es evidente. El libro es una compra de impulso, en el sentido de que puedes entrar a una librería buscando un libro y salir con dos o tres. Pero también es cierto que se sufre ahora mucho la cuestión digital, lo que se llama pirateo de forma romántica, que no es más que un robo. Si desde las administraciones no se crean leyes que protejan al sector, es claro que irá a peor. Hemos leído hace poco que en la estación de metro de Sol Vodafone puedes descargar libros gratis a través del teléfono móvil. Son títulos legales, pero la palabra gratis ya incita a la piratería. Y seguramente además no son gratis porque seguro que tienes que ser cliente de esa compañía para descargar los libros, por lo que al final al usuario no le sale gratis.
R: La crisis es evidente. El libro es una compra de impulso, en el sentido de que puedes entrar a una librería buscando un libro y salir con dos o tres. Pero también es cierto que se sufre ahora mucho la cuestión digital, lo que se llama pirateo de forma romántica, que no es más que un robo. Si desde las administraciones no se crean leyes que protejan al sector, es claro que irá a peor. Hemos leído hace poco que en la estación de metro de Sol Vodafone puedes descargar libros gratis a través del teléfono móvil. Son títulos legales, pero la palabra gratis ya incita a la piratería. Y seguramente además no son gratis porque seguro que tienes que ser cliente de esa compañía para descargar los libros, por lo que al final al usuario no le sale gratis.
P: ¿Cree que ya
estamos saliendo de las dos crisis, de la económica y la del libro, esa en la
que se dice que estamos desde hace unos cuantos años?
R: De momento esto
está difícil por el modelo en el que nos movemos y por la compra de impulso de
la que hablaba. Si leo todos los días que hay dos millones de niños en
exclusión social por alimentación, lo del libro estoy seguro de que no estaría entre mis primeras necesidades.
P: El año pasado no había
en la Feria editoriales que publicasen solo en formato digital, ¿eso continúa
siendo así este año?
R: Nosotros ponemos
en el formulario de inscripción que si algún editor tiene ficheros para
descargarse, que lo indique, para poder hacerle la publicidad conveniente. Pero
nadie marca la casilla. Entendemos que no hace falta venir a la Feria del Libro
para descargarte un fichero, ¿no? Es decir, si quieren pueden estar, pero
seguramente no les interesa.
P: ¿Qué papel cree
que juegan hoy las redes sociales en el mundo del libro? ¿Cree que se les está
sacando el suficiente provecho desde el mundo editorial?
R: Lo del potencial me
parece difícil de calibrar, porque cada día sale algo nuevo en el mundo digital.
Para la Feria, por ejemplo, las redes sociales han sido una ayuda muy
importante. Llegamos a ellas hace unos tres años y funcionan muy bien. Es otro
modelo diferente de la radio y la televisión que hemos usado tradicionalmente y
que convive con ellos y ahora nos supone una gran ayuda.
P: Es quizá una buena
forma de llegar a los jóvenes…
R: Bueno, y a los no
tan jóvenes. Es verdad que los jóvenes están más implicados en las redes
sociales, pero creo que hay gente que está muy activa en las redes sociales que
no son ni mucho menos adolescentes.
P: ¿Qué opina de
Amazon? ¿Es una amenaza para el sector del libro?
R: Los libreros han
presentado un recurso, si mal no recuerdo, en marzo, contra Amazon. Y además hay
que recordar que Amazon no paga impuestos aquí, sino que lo hace en Luxemburgo.
Francia le ha parado los pies, Alemania le ha parado los pies y aquí ha abierto
ahora una tienda de ropa... El libro, a Amazon le importa más bien poco, porque
no es su producto estrella. La gente compra en Amazon cualquier cosa y, como
cualquier cosa que es, también se compran libros. Yo creo que cuando llegó a España
quiso romper el precio fijo, que es lo que a ellos les vale. Y mantener el
precio fijo es lo que les ha descolocado bastante. Que es lo que ha pasado en
Francia y en Alemania. Conozco a mucha gente que pide libros en Amazon por el modelo
de rapidez en la entrega, pero yo prefiero pasear por aquí, me doy catorce
paseos por las casetas, miro, remiro y me divierto. Entiendo que haya gente que
con un clic tenga un libro en su casa y que eso le satisfaga, pero para mí
buscar los libros en persona tiene más gracia, y como además me gusta hablar
con la gente, disfruto más aún.
P: ¿Cómo ve el futuro del mundo del libro: editoriales,
autores, o librerías, sobre todo en lo que concierne al libro de papel y el
libro digital?
R: Creo que lo
digital y el papel van a convivir perfectamente.
Mi idea es que lo digital seguramente vaya a crecer más en la parte de
educación. Ahí es donde seguramente va a
haber una implantación más fuerte y más real que en el resto. También están los
partners tecnológicos apoyando esas
iniciativas, algo que ha movido el ministerio y creo que también Telefónica se
ha puesto en marcha con ello, por eso creo que ahí sí que puede haber un
cambio. Y en otro tipo de libros, creo que convivirán. Como en el ejemplo de la
radio y la televisión. Hoy por hoy de hecho la televisión ha caído entre los
jóvenes y están más en las redes sociales y se mueven más a través del
ordenador. Y la radio sigue aún funcionando muy bien. Entiendo que te descargues
tres o cuatro libros y te los lleves de vacaciones. Eso puede ser útil. Yo lo
he tenido entre las manos, lo he intentado leer, pero me falta un poco el
tacto, y seguro que es una tontería, pero es que he editado libros durante
muchos años, he ido a imprentas y me gustaba hacer el arranque de máquinas y
esas cosas que tenían tanto encanto. Quizá se trata de una cuestión romántica,
aunque creo que no, pero la cuestión es que me gusta tocar los libros. Además
reconozco que soy amontonador de cosas y una de las cosas que hago es amontonar
libros. Me encanta ir a comprarlos y, claro, leerlos. Pero incluso aunque no
los lea me da lo mismo, porque los tengo, porque los libros se pueden tener por
muchas circunstancias, y lo de tener libros aunque no los hayas leído ni los
vayas a leer es muy normal.
P: Este año se
conmemoran los cien años de la I Guerra Mundial. ¿Cree que los libros pueden
ayudar a evitar las guerras?
R: Creo que los libros
ayudan a entender cómo se producen o por qué no llegan a producirse, pero
tanto como evitarlas… No soy tan incrédulo. Pero sí pueden ayudar a
entenderlas. Por ejemplo, quién iba a pensar que la guerra de los Balcanes iba
a estallar cuando lo hizo, con la situación que había en Europa por entonces. Lo
que creo es que pueden ayudar a dar ideas para que no sucedan, pero no
evitarlas.
P: Ya que solo queda un fin de semana por delante de Feria, ¿por qué
alguien debería visitarla? Si es que hay alguien que aún no haya venido…
R: En eso que decís al final hay algo muy cierto. La Feria lleva unos
años en que está muy arraigada en Madrid y por eso se da mucho el «paseo de la
Feria», es decir, «no vamos a comprar un libro, pero vamos a la Feria». El fin
de semana último suele ser siempre el más flojo, pero la gente que venga va a
encontrar las mismas posibilidades de asistir a las actividades que se realizan
por aquí y, sobre todo, los libros, que son lo principal de la Feria y a lo que
queremos dar más protagonismo; que la gente vea los libros, que los compre. Y además están las actividades para los más pequeños, que se hacen junto a los
padres y que nos parecen también una parte muy importante para el fomento de la
lectura.
P: Hoy vivimos la
filosofía del partido a partido, pero queremos intentar adelantarnos un poquito,
¿tienen ya pensado algo especial para dentro de dos años, para la 75 edición de
la Feria del Libro?
R: Supongo que sí,
pero yo no creo que esté. Se hará seguro, pero yo cumpliré la edad de jubilación
el año que viene, por lo que no creo que esté involucrado en la organización,
pero lo que sí espero es estar de visita, pasearme por aquí, mirar y remirar
los libros, y llevarme unos cuantos.
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