No estamos en Zurich.
Súbete a las ruedas.
Hemos quedado con un culpable. Con uno de los culpables que decidieron llamar a su editorial con el nombre de ese lugar que vio nacer el movimiento cultural y artístico cuyo objetivo era rebelarse en contra de lo establecido, contra el aburguesamiento del artista, un grupo de individuos decididos a hacer reflexionar sobre la belleza, la estética y el Arte: el dadaísmo. Estamos rodeados de casetas repletas de libros, de artistas, de cómplices lectores, y en una gran compañía, Miguel Lázaro, editor de Cabaret Voltaire.
Duchamp es inocente. O no.
R: En
noviembre hará ocho años que publicamos el primer libro. La idea de montar la
editorial fue fruto de la pasión por la lectura, por el libro y porque se dio
un momento profesional que nos permitía llevar a cabo el proyecto. Somos dos
socios, y los dos venimos de sectores
ajenos al editorial. Yo soy economista y había ejercido diez años de ello, y el
otro socio es arquitecto y sigue trabajando como arquitecto. Trabaja en París
en el estudio de Jean Nouvelle y sigue dedicándose a su profesión aunque
también colabora con Cabaret Voltaire, sobre todo en las labores de diseño y de
comunicación. Empezamos en Barcelona, porque él estaba viviendo en París y yo
en Madrid, y Barcelona era un lugar intermedio entre las dos ciudades y un buen
sitio para comenzar porque allí hay un sector editorial muy fuerte, las
editoriales que están allí cuidan mucho el diseño, tienen unas líneas
editoriales muy definidas y además la industria subsidiaria editorial que hay
allí, como imprentas o papeleras,
también es muy fuerte, por lo que te permite imprimir con calidad y estar
relacionado con gente que cuida mucho el libro y el diseño.
P: ¿Cuántas
personas formáis parte del proyecto y qué funciones desempeñáis cada uno?
R: En
realidad somos las dos personas que te he comentado y a veces nos ayuda algún
becario de másteres de edición. Y tenemos colaboradores externos, como son los
traductores. Pero para una editorial como la nuestra con dos personas puede ser
suficiente. Todo depende del número de libros que publiques al año. Nosotros
estamos sacando de diez a doce títulos, a veces incluso, ocho. Esto te permite
no tener que mantener una estructura muy grande. Si se da una ampliación de
negocio sí que lo necesitaríamos pero en principio hay que ser un poco más
conservador cuando se está empezando, porque una editorial con ocho años está todavía
empezando.

R: Cuando
empezamos era el momento en el que los que llevaban más tiempo en la edición decían
que había empezado ya la crisis en el sector del libro. Era también el momento
en el que arrancaban muchas editoriales pequeñas, el fenómeno que empezó a
llamarse de las editoriales independientes, que tampoco es que seamos editoriales independientes porque las
redes de comercialización son las mismas que usan las editoriales grandes o las
de tamaño medio, es decir, la independencia se debe a que se trata de una
iniciativa personal y a que eliges lo que quieres publicar, pero el canal que
te distribuye no te permite una independencia total. El momento era bueno. Los
que llevaban más tiempo sí que te decían que antes se vivía mejor porque había
mucha menos competencia en ese sector y más visibilidad y se vendía más. Cuando
empezamos nosotros comenzó esa crisis que no ha dejado de existir durante estos
años y también la crisis pareja al boom bestial
de pequeñas editoriales auspiciado también porque una de las grandes
distribuidoras tomó ese camino de apoyar a las pequeñas editoriales. UDL
facilitó que ese mercado creciese mucho. El que haya muchas editoriales
pequeñas permite que haya mucha diversidad, pero también es peligroso. Al final
quedarán aquellos que logren sobrevivir.
P: Quizá
la cuestión está en encontrar nichos...
R: Yo
creo que los nichos están ya casi todos ocupados. La cuestión está más bien en
ser muy coherente con las ideas que te marcas en un principio, hacer que los
lectores reciban siempre lo que les gusta leer en un número de libros al año
asumible para ellos. Es decir, fidelizar a tu lector e ir intentando ampliar
campos. Cuando nosotros empezamos era un campo mucho más reducido porque
empezamos con literatura surrealista francesa, simbolista, decadentista, y por
eso tienes que ir ampliando público. Si te gusta determinado tipo de autores, está
bien que te mantengas fiel a ellos, pero también es bueno amplíar campos
relacionados con esa literatura y buscas, como en nuestro caso, esa literatura
de contestación o de bofetada o que pretendemos ofrecer.
P: Tenéis en vuestro catálogo a varios de los autores que estuvieron conviviendo en Tánger durante los años que esta fue Zona Internacional, sobre todo algunos, un tanto outsiders, como el matrimonio Bowles, Chukri o Taia. ¿Pensáis seguir con esa línea?
P: ¿Tenéis
en mente abrir el catálogo a autores en español?
R: Tenemos,
por ejemplo, Gómez Arcos, que no escribía en español pero que puede
considerarse literatura española. Y de hecho, el último que hemos publicado, María República, no es traducción. Es un
caso excepcional porque hizo la misma versión al mismo tiempo en español y en
francés, pero primero lo publicó en Francia y el manuscrito último que retocó
fue el que escribió en francés, por lo que lo que ha hecho la traductora es
basarse en el manuscrito en español pero para completarlo se ha basado en la versión
francesa. También se ha guiado de la estructura en francés de la novela, que
había cambiado con respecto a la versión en español. Por tanto es un autor en francés
pero su universo es español. No se puede considerar literatura francesa, sino
española. El hecho de que escribiese en francés no es importante, es solo el
vehículo que empleó él para expresarse. Y Antonio de Villena es también una
excepción en el catálogo. El libro sobre André Gide está en nuestro catálogo porque
obviamente nos interesa André Gide, el de Mártires
también es un libro de ensayos que es el primero que me ofreció, y al hacerlo
me ofreció también la posibilidad de recuperar alguna novela suya. Pero no deja
de ser una excepción dentro del catálogo. Creo que si abriésemos una línea de
literatura española en el catálogo lo haríamos con nueva narrativa, con autores
jóvenes, y cambiaría un poco el formato, pero actualmente me interesa más quedarme en el lado
francófono. Lo que sí estamos intentando es dar a conocer nuevos autores en
francés, como Jean-Baptiste Del Amo, traerlos, que la gente los conozca,
hacerles una gira…
R: Ha funcionado mucho a través del boca a oreja. Al principio no recibió un apoyo brutal de los medios aunque sí que recibió muy buenas críticas. De hecho, cuando trajimos a la Feria Una educación libertina apenas se vendía, y sin embargo ahora la vendemos y todos los meses seguimos vendiéndola y lo mismo ocurre con lo último que hemos publicado de él, La sal. Desde el punto de vista de la edición, la traducción de Una educación libertina fue muy complicada. Había que buscar bien el tono adecuado. El vocabulario era complicado, porque no era un vocabulario del francés actual, ni traducible casi. Había palabras que no sabíamos muy bien cómo traducir. Cuando se decía “puto”, ¿qué decíamos? ¿”Puto”? ¿”Prostituto”? Porque en francés sí que había una palabra específica para ello. Pensábamos, tal vez “mancebo”, pero no, “mancebo” no podía ser, “chapero” no existía o si existía no era asimilable a la época o a la mentalidad que tenemos ahora. Consultamos a otros filólogos… y la traducción, como digo, fue muy complejísima,
P: Pero
sin embargo se lee muy bien…
R: Sí,
esa es quizá la magia de Jean-Baptiste, que no tiene una literatura fácil, pero
sin embargo, te la lees por narices. Es igual que La sal, que no es nada fácil, pero te la lees porque te engancha la
historia tanto…
P: Nos
han gustado especialmente las notas al final de Lydia Vázquez, la traductora de
sus libros, porque creemos que dan una nota adicional de interés a la obra
R: Pues
no todo el mundo lo ha visto así. Hay quien piensa que es demasiada intromisión
en la obra
P: Pero
quizá es porque muchos no entienden que el traductor es también autor de la
obra.
R: Sí.
De hecho Lydia escribe sus propios libros, muchos ensayos y algunas novelas, y
algunos de ellos los ha publicado en francés. No es solo una traductora.
También ha hecho recopilaciones de poesía para alguna editorial francesa… Y no
solo se han incluido esas notas en los libros de Jean-Baptiste, sino también en
Mi Marruecos de Taia y en el de
Crebillon, que es una de las novelas libertinas que más me gustan.
P: Vamos
a hacer edición-ficción. Si te tocase la lotería y le pudieses robar autores a
otras editoriales, ¿a quiénes publicarías sin duda?
R: Estaría
mal decir que le he robado dos Modiano a Anagrama que eran dos inéditos, pero
fue con permiso. Hubo un cambio de editorial y le vendieron los derechos a
Anagrama, que empezó a sacar lo nuevo desde la venta de los derechos por lo que
el resto de la obra se quedó un poco entre medias y había dos novelas muy buenas
que pedimos a Anagrama y conseguimos publicarlas. Y no voy a decir ningún autor
porque hay huecos todavía para publicar y prefiero no dar ideas… Pero ahora
prefiero centrarme en sacar autores franceses nuevos, intentar también publicar
a autores que están en los catálogos de otras editoriales y a cuyas últimas
novelas no puedo acceder pero sí que puedo acceder a alguna cosa que se haya
quedado fuera. Y pensar en otros clásicos del siglo XX o del XIX. Pero lo que a
mí me interesa más es dar a conocer autores, que es lo que entiendo como una
labor de editor. Luego nos podrán quitar a esos autores, pero ahí queda que
hemos sido nosotros los que los hemos publicado por primera vez aquí. Es fácil
llegar a una feria como la de Múnich y pagar a golpe de postor por los derechos
de una obra, pero lo difícil es conseguir dar a conocer autores nuevos de calidad.
P: ¿Qué
papel creéis que juegan las redes sociales en la promoción de una editorial en
esta era de lo digital?
R: Cada
vez más. Están surgiendo blog literarios, y también revistas literarias por
internet. En la prensa escrita, sin embargo, el espacio que se dedica a los
libros es cada vez más reducido. La tendencia de los suplementos es a
desaparecer o a quedarse en la mínima expresión de lo que era un suplemento.
Creo que las páginas web permiten acceder rápidamente a la información. El
problema es que también hay un exceso. Al principio había pocos blogs
literarios y te pedían ejemplares para hacer reseñas, pero luego se fue
ampliando y tampoco sabes qué alcance tiene cada blog. No se trata de que cada
traductor o de que cada persona que se dedique a esto abra un blog. Cuanta más
diversidad mejor, pero ahí las editoriales también estamos un poco perdidos.
Porque no sabemos que línea lleva el editor del blog, qué tipo de artículos
escriben o qué alcance tienen. Y, por otro lado, Facebook y Twitter son formas
de canalizar información. De hecho, los artículos de los blogs es donde mejor
pueden canalizarse, pueden etiquetarse, etc. Con el alcance de Facebook, cada
vez estoy también más perdido. Tienes tus fans y de repente dejan de verte.
Solo si pagas te pueden volver a ver. Pero son buenas herramientas para
comunicar: lanzamientos, presentaciones, etc. Y también para obtener un feedback de los lectores, por ejemplo
para ponerse en contacto con lectores lejanos, como los de Latinoamérica. Los
blogs en general además deben tener una línea editorial y que cuando vas a
leerlos sepas qué les gusta y qué no les gusta y que sepan razonarlo, que
tengan independencia. Por ejemplo, Villena solo escribe sobre aquellos autores que
quiere hacerlo, y me parece perfecto. Pero cuando escribe sobre algo lo hace a
fondo porque conoce la vida de autor, su obra, el texto, conoce en qué puede
haberse basado ese texto y su crítica puede después gustarte o no, pero sabes
que está escrita con rigor. Y de esos críticos cada vez hay menos, aunque
algunos quedan, por ejemplo las críticas que hizo Jesús Ferrero de los libros
de Jean-Baptiste del Amo.
P: Pasando
a hablar del mundo de la edición y de su futuro, ¿por qué Cabaret Voltaire no
ofrece libros digitales? ¿Es por una decisión como editorial o por falta de
recursos?
R: Se
trata de una decisión editorial. No tenemos libro digital ni vamos a tenerlo. No
nos interesa por el volumen de nuestra editorial. Creo que se ha intentado,
desde que nació el libro digital, hacer un bombardeo brutal, se intentaron
crear plataformas dentro del mundo editorial de las editoriales pequeñas para
no quedarse atrás con respecto a las grandes; todo esto ha sido aire. Se ha
muerto antes de nacer. Mientras tanto ha habido editoriales que se han gastado
muchísimo dinero en digitalizar sus catálogos, han pedido los derechos para
esto y, ¿crees que han recuperado ese dinero? No, no lo ha recuperado. Además
los canales de la distribución del libro digital no están claros. Hay acuerdos
con Amazon y puedes tener una venta ahí pero no creo que sea rentable. Además
facilita la piratería de forma brutal. La gente que ha colgado su catálogo en Amazon
tiene que dar por hecho que su catálogo entero está ya pirateado. Das más
facilidades. Y no sabes si a la gente que llegas a través de la piratería va
después a comprar en algún momento tus libros. Y es que te pirateen un libro es
muy duro porque supone mucho esfuerzo y las editoriales pequeñas, si además
trabajamos con traducciones, tenemos márgenes muy pequeños. Por eso el libro
digital no es algo que nos interese todavía. Por ejemplo, el soporte actual del
libro electrónico no es el definitivo. Se ha regalado mucho libro electrónico y
ahora se ha estancado. Varias cadenas americanas, por ejemplo, apostaron muy fuerte
por él y ahora han reculado y más teniendo en cuenta que el mercado americano
tiene una tradición detrás muy fuerte de venta por correo o por internet. Hay
libros que quizá sí puede ser interesante sacar el formato digital, como los best-seller, pero en el caso de autores
clásicos, que vas a tener toda tu vida en casa o que vas a regalar, me parece
absurdo. Y, otra cosa: en el caso del libro de texto, por ejemplo, se ha visto
ya en varios estudios que la memorización después de la lectura es peor cuando
esa lectura se hace en un libro digital que cuando se hace en un libro en
papel. Eso se nota, por ejemplo, en la corrección de textos: en pantalla se te
pasan muchos más errores que cuando lo haces en papel.
R: Tenemos
a Laurent Modiniere, con Lejos de ellos,
que es su primera novela. Trata sobre una familia y la incomunicación de esa
familia. Es un autor joven y que escribe genial. Además vamos a publicar Pornographia, de Jean-Baptiste Del Amo,
que iba con fotos de Antoine D´Agata, aunque todavía no sabemos si publicaremos
las fotos por cuestiones de derechos. Luego publicaremos la tercera parte de la
vida de Chukri, que se titula Rostros,
amores maldiciones. En febrero sacaremos a Maurice Sachs, que fue un
colaboracionista, aunque cambió varias veces de bando y acabó de
colaboracionista por una pura cuestión de oportunismo. Era judío y murió a
manos de los nazis justo al final de la guerra. Fue delator, ladrón, robó a
todos sus amigos, entre ellos a Jean Cocteau. Lo interesante de él es que
trató con todos los intelectuales
franceses de la primera mitad del siglo XX, por lo que este libro que vamos a
publicar, que es parte de sus memorias, tiene un valor especial como testimonio
de aquella época. Esas memorias estaba traducidas a muchos idiomas pero no se
habían traducido aquí. Es un libro fantástico para conocer ese período.
P: ¿Cuáles
son vuestros planes de futuro como editorial?
R: Querríamos
sacar algunos títulos más al año. Pero, en general, seguir siendo fieles a
nuestra línea, intentar abrir un poco los campos, pero siempre siendo fieles a
esta línea que hemos llevado. También meternos un poco más en Latinoamérica.
Pero grandes planes, como sacar una nueva línea, tampoco tenemos. En las
editoriales pequeñas creo que es esencial no hacer grandes cambios de forma
repentina. Por ejemplo, no dar muchos bandazos en el diseño, porque el espacio
que se tiene en librerías es reducido y debes ser reconocible. Hay que mantener
bien la imagen para poder ser reconocibles y esto es algo que creo que las
editoriales pequeñas hacemos bien.
Cabaret Voltaire
http://www.cabaretvoltaire.es/
Cabaret Voltaire
http://www.cabaretvoltaire.es/
Que bueno, encontrarse con gente tan joven que sabe leer y que sabe mostrar. La calidad de los libros de esta editorial es la mejor publicidad que pueden tener, un libro te lleva al otro y ya no quieres parar. Me acuerdo de mi amigo Pedro que un día con la mirada medio perdida me dijo: "hay imágenes de Una educación libertina que no se me van de la cabeza por mas que quiera", allí comenzó un romance que ya dura un par de años y varios, varios buenos libros.
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