domingo, 25 de mayo de 2014

Autoedición (II): Aspectos formales

En la anterior entrega comentamos los primeros pasos a seguir para autoeditar una obra: su creación y su corrección. En este segundo apunte, hablaremos de los aspectos más logísticos de la obra, desde su impresión hasta su financiación, porque no hay que olvidar que en la edición no todo es tan poético como a veces creemos.
La impresión del libro puede llevarse a cabo en cualquier imprenta. Sale más barato si se contacta directamente con ellos (ya sea vía online o físicamente) que hacerlo con una plataforma online del tipo Bubok o Lulu, sobre todo si se quiere imprimir un número elevado de ejemplares. La ventaja en este sentido de las plataformas online es que muchas de ellas ofrecen impresión bajo demanda. Es decir, a medida que se van necesitando nuevos ejemplares te los van imprimiendo, y por ello el autor no tiene por qué imprimir de primeras 500 ejemplares que no sabrá dónde demonios meter y de los que, pasado un tiempo, quizá haya vendido solo una décima parte (y eso con suerte). Por otro lado, las plataformas online también ofrecen servicios de corrección y de diseño de cubiertas, si bien esos servicios incrementan el coste de la edición. 
Otro problema de la autoedición, que no es menor, es el de la distribución. En el caso del formato digital, ese problema obviamente no se da, porque si algo ha conseguido internet es derribar las barreras geográficas y, por tanto, permitir un mayor acceso a obras de las que antes no podíamos disfrutar fácilmente. Pero si hablamos del libro en formato físico, la cosa ya cambia. Muchas librerías no trabajan con libros autoeditados por varios motivos. El primero es la calidad de los textos, que muchas veces es mala. Cuando las librerías adquieren libros de editoriales ya saben qué tipo de línea tienen y si esos libros interesan o no a sus clientes. Muchas veces no necesitan siquiera leer esos libros que venden porque ya saben que llevan el marchamo de calidad de la editorial. Sin embargo, con los libros autoeditados uno no sabe bien qué es lo que va a encontrarse. Eso obliga al librero a leer los libros, con el tiempo que eso lleva (y del que generalmente no disponen). Otro motivo importante es burocrático. Los libreros se pasan el día entre facturas y albaranes que les llegan de las editoriales o de las distribuidoras. Trabajar con grandes distribuidoras les ahorra bastante tiempo porque estas llevan a diez o quince editoriales a la vez, por lo que el volumen de facturas se reduce. En el caso de los libros autoeditados, esto no es así. Los libreros han de tratar directamente con el autor, con lo que eso supone. Es un trabajo inabarcable porque han de estar pendientes de libros individuales y ponerse en contacto con el autor cada vez que necesiten nuevos ejemplares o que necesiten alguna factura (con los problemas que acarrea el hecho de que muchos de los autores ni siquiera saben expender facturas). Sin embargo, hace muy poco una de estas plataformas online, Bubok, ha abierto una librería en Madrid, con el ánimo de poner en una librería aquellos títulos que muchos autores publican a través de ellos y así darles la visibilidad que de otro modo no tendrían en las librerías convencionales.
Por último, no hemos hablado de una forma paralela de autoedición, que consiste en el crowdfunding. En realidad la mayoría de los problemas de la autoedición son también aplicables a esta modalidad, salvo por una diferencia decisiva: en este caso no es el autor el que paga la publicación del libro sino sus fans. Aunque este tipo de iniciativas se han puesto muy de moda, lo cierto ers que son pocas las personas que consiguen buenos niveles de financiación mediante el crowfunding. Es raro que alguien desconocido logre obtener financiación. Suelen ser personas conocidas o que se muevan bien en las redes sociales las que logran cumplir con los objetivos marcados en estas iniciativas. 
Por tanto, no podemos dar una respuesta absoluta a la pregunta del título de este apunte. Lo ideal sería publicar con una editorial, no solo por el hecho de que la publicación no nos costará dinero, sino que pondrán todos los medios a su alcance para que el libro publicado cumpla con unos estándares mínimos de calidad. Muchos autores piensan que las editoriales les roban porque se están aprovechando de su trabajo para ganar dinero. Lo que no tienen en cuenta es que son las editoriales las que se juegan el dinero y que en más de la mitad de sus lanzamientos no suelen cubrir gastos. Por otro lado, del precio final de un libro las editoriales se llevan en torno al 25 %, mientras que en torno al 55 % se lo llevan las distribuidoras (algo que desconocen la mayoría de los autores). Eso sí, las distribuidoras dan visibilidad a los libros y ayudan en las campañas de promoción, que son costeadas por las editoriales. 
Si el autor no tiene la suerte de poder publicar con una editorial, entonces la elección dependerá de su tiempo y sus ganas de controlar el proceso de edición de su libro. Si lo que quiere es tener control absoluto sobre su libro lo ideal es que contrate cada servicio por separado y que imprima el libro en una imprenta que él mismo elija. Si, por el contrario, lo que desea es ver publicado su libro a toda costa una vez que lo ha escrito y no quiere perder demasiado tiempo en elecciones de las que no sabe demasiado, la mejor opción entonces es una plataforma digital. Eso no quiere decir que el producto final que sale de estas plataformas sea malo, sino que muchas veces el autor no tiene mucho control sobre el resultado final, y el proceso puede resultar más costoso que si dedica algo de tiempo a informarse y a tratar de contratar por su cuenta a profesionales que se dediquen a los distintos pasos que requiere la edición de un libro.
Así pues, ¿por cuál de estas opciones te decantarías tú?

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