“Son distintos lugares,
pero ninguna el que me dijiste,
es el blanco sobre el negro,
y a veces sobre el gris,
también es un podría cuando debería ser.
Son papeles, pero sobre todo son tijeras.”
Estos versos lo describen en pocas palabras. No es un diseñador gráfico, ni un pintor, ni escultor, ni un portadista, es un artista que se mueve entre distintos espacios, ninguno de ellos de los ya etiquetados. En ocasiones se desplaza por facsímiles, otras por exposiciones, otras veces se convierte en taza, y en otras ocasiones inventa sus propias portadas. Pero sobre todo, Raúl Lázaro es un hombre adosado a unas tijeras, es un maestro del collage, de las imágenes líricas que golpean, de lo habitual reinventado, con un pensamiento del diseño, como él nos revela, de dar liebre por gato. Raúl Lázaro no solo es una persona cercana, sino que además, nos acerca su arte.
P: ¿Cuál crees que es el diseño de cubierta ideal?
R: El que es atemporal. Tiene que ser narrativo, que lo veas y que de alguna manera te indique lo que es el contenido. En este sentido, los clásicos son fáciles de reinterpretar, sin embargo en los libros nuevos tienen que ser muy narrativos, para que te dejen entrever el contenido, más allá de tópicos y modas. Cuando funciona un libro que es así se queda en la retina como algo atemporal. Esto se puede ver en libros traducidos a distintos idiomas que mantienen la portada, ya que independientemente del idioma hay una imagen que define el texto.
P: ¿Cómo comenzó tu afición por el diseño de cubiertas?
R: Empezó como un proyecto personal. Cuando leía libros sentía que las portadas no hacían justicia al libro, así es que las arranqué y diseñé mis propias portadas para estos libros. Pero las fui acumulando y me lo tomé más en serio. A día de hoy, algunas de ellas las tengo físicamente y otras solo en versión digital. Posteriormente, comencé a tener encargos, pero ese fue el inicio de todo.
P: ¿Qué crees que es mejor para el diseñador, tener solo la información del briefing que aporta la editorial o leer el libro completo para tener más información, teniendo en cuenta que el exceso de esta puede ocasionar más problemas a la hora de diseñar?
R: A mí se me han presentado los dos casos, en ocasiones me han pasado la sinopsis y otras el libro entero. Personalmente prefiero que me envíen el libro y leérmelo, siempre es bueno tener la información. Si luego la utilizas o no ya depende de uno mismo. Si únicamente te envían la sinopsis puede que no lo sepas todo acerca del libro, porque los briefings son como los trailers de las películas, solo te cuentan lo que te quieren contar; a veces esa imagen que tiene alguien del libro quizás no coincida con la tuya. Si te lees el libro completo quizás acabas en el mismo punto, pero es preferible tener toda la información. No obstante, he trabajado en los dos casos, y al final lo importante es amoldarte a las condicionas y proporcionar una respuesta adecuada.
R: Mis referencias son muy diversas. Pero por ejemplo, me gusta el trabajo que realizó Daniel Gil con la editorial Alianza. En su momento fue algo deslumbrante e innovador, no solo en lo que a los libros se refiere sino a la colección completa. Tuvo la suerte de que le dejaron hacer, porque algunas tenían un estilo poco narrativo, son más bien imágenes impactantes que quizá no definían el contenido, pero le aportaban un sentido a la colección. También me interesan autores de carteles de eventos o películas, ya que no dejan de ser portadas grandes en las que se tiene que reflejar una idea. En este sentido hay autores polacos de los setenta y ochenta, y otros como Saul Bass o Shigeo Fukuda. Igualmente, existen ilustradores que aunque no hagan portadas estrictamente, me enriquecen, por ejemplo Pablo Amargo, Jason Munn, Álvaro Laura o Javier Jaén tienen ilustraciones que son magníficas. Se puede decir que me agarro a las cosas que me interesan, incluso a veces son pequeños detalles de la cultura popular que no tienen nada que ver con lo gráfico, pero en ocasiones te dan más referencia que lo puramente visual porque tienen connotaciones sorprendentes. También bebo de la fotografía, de hecho hay muchas editoriales que utilizan fotos para ilustrar sus cubiertas. Las imágenes de la primera época de Alberto García-Alix, aquellas que están realizadas en la calle, son imágenes que captan el instante, son algunas de mis favoritas. Y luego, además, tengo mis referencias de arte e ilustración. En realidad, lo importante es poder reflejar lo que persigue el libro, el camino hasta llegar a comunicarlo es a veces imprevisible.
P: ¿Hay algún diseño editorial que te llame más la atención?

P: Un ejemplo de mal diseño que suele ponerse siempre es el de Anagrama, pero más que las virtudes a buscar, ¿qué defectos crees que hay que evitar a la hora de diseñar una portada?
R: Creo que hay que evitar el recurso manido de las pinturas famosas o las fotografías que han sido utilizados en mil ocasiones en otros libros. Aunque lógicamente también existen imágenes buenas, pero cuando las fotografías o las pinturas se repiten en diversos libros se puede entrever una cierta dejadez por parte del editor. Con esto no quiero decir que la portada del libro tenga que ser ilustrada, hay algunas buenísimas que son pura tipografía, por ejemplo, pero sobre todo para mi es importante que se sienta que hay alguien detrás preocupado del trabajo del diseño de las cubiertas. El caso de las grandes editoriales es un caso curioso, porque en muchas ocasiones me fijo en cuáles son los diseñadores, y son profesionales buenos y reconocidos, y el resultado pasa inadvertido por lo banal que son, pero entiendo que al final las editoriales tienen unas ideas claras y llevan al diseñador hacia ese terreno. Pero entiendo que hay muchos factores que afectan a la hora del diseño, como el propio marketing que hacen que un gran diseñador se vea limitado, lo cual desde mi punto de vista me parece erróneo. Este tipo de diseños que suelen utilizar las grandes editoriales en España muestran desinterés, sin embargo, hay otras editoriales, como Tusquets, que realizan, con esos característicos cuadros con una ilustración o fotografía sobre fondo blanco, cosas sencillas, muy claras y elegantes. No sé por qué se ha llegado a este punto en las grandes editoriales, cuando estoy seguro de que reciben propuestas de magníficos diseñadores. Supongo que hay muchos intereses creados.
P: Pero lo que ocurre es que estas editoriales quizá piensan que cambiar el diseño podría amenazar su imagen de marca.
R: Sí, puede ser, quizás por ahí vayan los tiros. Pero creo que se puede hacer, todas las marcas se reinventan. Si cogemos como ejemplo cualquier marca de coches, veremos como han cambiado su imagen a lo largo de los años, y por ello no se deja de identificar la marca. Y en los libros la marca no es el logotipo de la editorial, la marca es la imagen que transmite en las colecciones o los libros, entonces, en ese sentido, posiblemente sea miedo. Con la que está cayendo en el mundo editorial a mí me parece hasta necesario reinventarse.
P: Vamos con una curiosidad: los lomos de los libros. El lomo parece un elemento que no tiene importancia en el diseño, pero cuando uno va a comprar un libro es importante, porque a no ser que el libro esté en la mesa de novedades, el comprador solo va a ver el canto del libro, ¿qué opinión tienes sobre ello?
R: Precisamente el otro día hablaba de esto con los editores del nuevo proyecto en el que me encuentro trabajando, la forma de afrontar el diseño de la tipografía en los lomos, a la inglesa o a la española. Normalmente, con la nuestra, cuando pones el libro en una mesa, el título del lomo queda al revés. Nunca me había parado en este asunto hasta que tuve que diseñarlos para una nueva colección. El lomo es un punto del libro muy divertido, ya que tienes muchas opciones de diseño: puedes hacer que sea la extensión de la portada, pero al final tiene siempre una lectura fragmentaria y totalmente independiente.
P: ¿Tú prefieres que el lomo sea más sobrio o te gusta introducir elementos que lo hagan más llamativo?

P: Volviendo a tu trabajo, hemos visto en tu página web, en los diseños personales que tienes de cubiertas, que trabajas mucho con la tipografía, ¿qué importancia le das a esta y cómo crees que debe integrarse en el diseño de las cubiertas?
R: La tipografía me interesa mucho, en la edición lo es todo. En muchas ocasiones no la utilizo como forma tipográfica, sino que el propio signo se convierte en imágenes, pero no es nada nuevo, ya lo hicieron otros autores. La tipografía en general, como tal, tiene unas formas muy armoniosas e impregnantes. A mí me gusta mucho la letra g, que aparte de su carácter como letra, me remite a diversidad de cosas: una serpiente enroscada o unas gafas. A mí me parece muy interesante que la tipografía sea un elemento vertebrador, porque es extraer una parte del libro, sacarlo de escala, de contexto y esperar que pasen cosas. Por ejemplo, hice una portada, la de La Metamorfosis de Kafka, en la que incluí la g de Gregor Samsa a la que le puse patas y creo que funciona bien. Es una imagen que se queda en la retina. Si no has leído el libro, quizá en un primer momento no lo entiendes, pero después todo encaja. Una vez oí a Enric Satué que una imagen vale más que mil palabras, siempre y cuando esa imagen contenga esas mil palabras. Cuando estoy haciendo un diseño, siempre tengo en cuenta esto.
P: Saliendo un poco de esto, ¿cuáles son tus lecturas habituales?
R: Soy un lector bastante ecléctico. Me gustan bastante, por ejemplo, los libros ilustrados. A pesar de no tener mucho texto, me parece muy divertido el juego de ver qué parte, entre lo escrito y lo ilustrado, cede a la otra. O en los cómics, donde esa lucha entre lo gráfico y el texto me parece muy interesante. Y autores que me gustan de siempre como Cortázar, Perec, Kundera o Borges y otros más contemporáneos como Leopoldo María Panero, Fernández Mallo o Houellebecq. Actualmente me gustan los libros de La Felguera porque son libros arriesgados, es casi leer cosas que a ti te gustaría hacer. Y luego libros que llegan a ti de manera extraña, de segunda mano, que quizá el contenido no te gusta pero sí la edición.
P: En relación con esas lecturas. ¿a qué autor te gustaría diseñar una portada?
R: Hay muchos, la verdad. De Kafka me gustaría hacer las cubiertas de todos sus libros, su temática te da mucha libertad, y ya la imaginería que tenemos de su mundo te permite tirar un poco más de hilo y no tienes que ser tan narrativo. De Cortázar tengo algunas portadas reinterpretadas y quiero hacer toda su bibliografía como proyecto personal.
R: Esto es una opinión personal, pero en el mundo de los diseñadores hay dos corrientes: los que quieren diseñarlo todo, y los que dicen que no todos los objetos tienen que ser diseñados. Por ejemplo, en este sentido Apple es puro diseño. Está claro que sus equipos funcionan, pero todo el mundo ve un valor añadido en los objetos que son bellos en sí mismos. Esa es una apuesta fuerte por el diseño y la gente al final lo valora. En relación a cómo veo el mundo de los diseñadores, pues lógicamente ha afectado la crisis, porque por ejemplo, si quieres realizar la cubierta de un libro, te sale más económico adquirir una imagen libre de derechos que pagar a un diseñador. No sé si es una buena decisión o mala, pero suele ser de lo primero que se recorta. Pero el diseño tiene un valor, aunque a veces sea intangible. De hecho, yo a veces me he comprado libros solo por la portada. Se nota que cada vez hay menos demanda de diseñadores o que cuando solicitan algo tienen muy claro lo que quieren.
P: ¿Cuáles son tus proyectos de futuro, no solo en el ámbito editorial, sino también artísticos?
R: Tengo algunos proyectos de diseño industrial en el tintero: diseños de algunos muebles y objetos. Hace poco hice una serie de tazas de cerámica. Pero todo va lento porque en cada movimiento tienes que medir mucho tus fuerzas porque la producción es dura. En el mundo editorial estoy trabajando en una colección de una nueva editorial llamada Dos bigotes. Tengo también algunas exposiciones de trabajos más personales. Y, bueno, esperar a que vengan tiempos mejores para la lírica.
Escuela de cebras
Interesantísimo, lo felicito. Me encanta que antes que nada lea el libro. Muchos no lo hacen así y los resultados lo reflejan.
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